ALGUNAS SERIES/PELÍCULAS QUE NOS AYUDARON A ROMANTIZAR LA DELINCUENCIA 

No sé vosotras, pero yo recuerdo a la perfección cómo cuando estaba en plena adolescencia me sentía atraída por el típico chulo y malote del grupo, y si no era el que más, para que me gustara al menos tenía que pertenecer al grupo de los chicos “guays”. Y no era la única, porque a mis amigas les pasaba lo mismo, nadie se fijaba en un chico bueno, que estudiaba y que era amable con todos. Terrible.

Resulta curioso como esa atracción va cambiando conforme creces, porque ahora mismo prefiero a un hombre responsable, que me trate bien y que tenga claro lo que quiere en la vida; nada de balas perdidas. Pero entonces, ¿por qué nos comportamos así cuando somos jóvenes?

Personalmente, lo relaciono mucho con las típicas series y películas de mi juventud, como por ejemplo Sin tetas no hay paraíso o A tres metros sobre el cielo. Quizás no las has visto o no coincidieron con tu adolescencia, pero estoy segura de que también tendrías alguna figura ficticia de “chico malo” que te volvía loca. En mi caso eran esos, El Duque y H. Esto era así hasta tal punto que quedaba con mis amigas cada finde en una casa para ver una y otra vez las escenas que más nos gustaban, aunque nos las supiéramos de memoria. 

Aunque estas dos historias tienen tramas diferentes y muchos más detalles a tratar y criticar, me voy a centrar en analizar aquello que tienen en común: un hombre metido en problemas sociales se inmiscuye en la vida de la chica (siempre más responsable que él) y ella se enamora locamente, aunque se trate de un amor imposible. Claro, estamos hablando de hombres sexys, guapos y con voz ronca que dejaban sin respiración a cualquiera; entonces, parecía normal que esa chica tirara su vida por la borda solo por estar con él.

A esto súmale, que las familias (principalmente las madres) de estas chicas se oponían (algo que ahora mismo veo lógico), pero que aun así la joven pasaba por encima de las advertencias y si hacía falta, rompía lazos con su familia por un amor imposible. Y entonces, ¿quién la apoyaba? Pues sus amigas, figuras que se mostraban como personas siempre fieles que aunque no terminaban de estar de acuerdo, ayudaban a las protagonistas a mentir a sus madres. 

En resumen, una influencia pésima para adolescentes que están formando su visión del mundo, de las relaciones amorosas y del bien y el mal. Pero claro, tu de eso no te dabas cuenta, y lo que hacías era buscar a tu Duque por las esquinas. Y lo peor de todo esto es, que tratándose de historias ficticias, no resultaba difícil encontrar a un chico que encajara con ese perfil. Los problemas venían luego, cuando esos jóvenes no se desvivían por ti como en la ficción, sino que terminabas metida en una relación tóxica que a pesar de todo, seguías romantizando.

Al final, estas películas y series sí que coincidían con la vida real, en el sentido de que estas historias nunca terminan bien. 

Inés