Como últimamente echo mucho de menos a mis amigas, y muero de ganas de recuperar nuestras charletas, estoy un poco más pesada de lo habitual y las acribillo a preguntas de lo más random en nuestros grupos de whatsapp.

La semana pasada hablando un poco de todo y de nada les pregunté con qué fantaseaban cuando estaban embarazadas.

Las respuestas me dejaron perpleja, francamente, pero no por su alto contenido sexual.

Qué va.

Es que no sé si será porque no me explico correctamente o porque de pronto se me han vuelto vergonzosas, pero el tema es que se me fueron por peteneras no veáis de qué manera.

Que yo me esperaba un montón de fantasías morbosas y detalles guarros como para escribir una antología a lo ‘Cincuenta sombras preñadas’ y… nada más lejos.

Agarraos a la silla que aquí os transcribo lo que mis amigas me contaron que fantaseaban cuando estaban embarazadas y que no es ni parecido a lo que me esperaba:

 

  • La ‘Me molo’. ‘No fantaseaba con nada porque me pasé el embarazo perraca perdida y lo hacíamos como monos cada vez que podíamos. Además, es que yo estaba feliz y con la autoestima por las nubes. Me encantaba mi creciente barriguita y las tetazas que se me pusieron, a mí, que normalmente llevo una talla 80. Me veía súper sexy y eso parecía darme aún más ganas de hacerlo’.
Así de feliz estaba ella…
  • La protectora. ‘¿Fantasear? ¿Sexo? ¿Durante el embarazo? Ni de coña. Creo que desde la primera falta no volví a tener un pensamiento libidinoso. A medida que el bebé fue creciendo la cosa fue a peor porque no quería ni pensar en que nada se me metiera por ahí abajo, ni en que nada me hiciese presión en el vientre… uy — estremecimiento — qué va. A pan y agua me pasé casi un año entero con la tontería, y sin ningún tipo de sufrimiento, no creas’.

  • La incómoda. ‘Yo soñaba con dormir boca abajo ¿qué quieres que te diga? Esa era mi fantasía. Rodar en la cama, cambiar de posición sin dificultad, quemar la almohada que tenía que ponerme entre las piernas para que no me matase el dolor de espalda, y dormir despatarrada boca abajo. Sí, fantaseé con eso hasta que di a luz y pude realizarme’.

  • La impaciente. ‘Yo no noté aumento del apetito sexual, ni cambios en mi cuerpo en ese sentido, ni tampoco recuerdo fantasear con nada en concreto. Salvo al final, como el último mes o así. Soñaba todas las noches que me despertaba de madrugada con ganas de mambo, nos poníamos a hacerlo y de repente se desencadenaba el parto y en pocos minutos tenía a mi bebé en brazos. Rápido, indoloro, sin siquiera salir de la cama… molaba mucho. Creo que era una mezcla de las ganas que tenía de que el peque naciera ya, con el miedo que me daba que el parto fuera doloroso y complicado’.

  • La gourmet. ‘Yo fantaseaba con un buen chorizo. Ibérico a poder ser. Cortado en lonchas finas y metido entre dos panes calientes. Oooooh. Se me hacía la boca agua sólo de verlo de lejos en el supermercado. A veces compraba cincuenta gramitos y en cuanto llegaba a casa me llevaba un poco a la nariz y dedicaba unos minutos a olerlo y recrearme en los recuerdos que tenía de su magnífico sabor. Paranoia de primeriza, en el embarazo del segundo me harté a bocatas de chorizo y de jamón como si nada. Tarde descubrí que si lo congelas es seguro consumirlo.

¿Qué os han parecido estas fantasías tan aptas para todos los públicos?

Y vosotras ¿tuvisteis fantasías jugosas durante el embarazo?