Es curioso como la expresión “Salir del armario” nos ha acompañado como referencia a cosas que no se podían ser públicamente. Vinculado principalmente a un gusto sexual o género, creo que también podría usarse para cualquier otro sentir “tabú” que quieres que se normalice.
De esta manera también podríamos usarlo para las dolencias referidas a la salud mental. Hay ciertamente un ejercicio de “salir del armario” en todas esas personas que no hablamos abiertamente de nuestras condiciones mentales como si fueran una vergüenza o que se nos tache por “locos de atar”. Nuevamente el dedo señalando, bah… que vivimos en el siglo de la valentía.
Vamos a salir también del armario de la salud mental, sin miedo, sin que nos dé pánico. Vamos a normalizar que la sociedad, la educación y mil cosas más nos han demolido, y que toca reconstruir y sanar las heridas. Porque sanar, sea de lo que sea, siempre es bueno. Identificar lo que somos con todo.
Así que voy a salir un poquito, con valentía y arrojo, los necesarios de las primeras veces. Todas las que son necesarias para que los que vengan detrás digan sin miedo quienes son. Porque igual que te puede definir ser bisexual, también te define tener depresión, ansiedad, un tca, etc…Porque somos, todo lo que somos.
Cuidar de nuestras dolencias también entra en las emocionales y mentales. Y es que tengo la seguridad de que si salimos de los armarios, esa lucha por la salud mental acabara normalizando que vayamos a terapia y dejaremos de ser tachados como tarados.
Así que salgo de mi armario, reconozco mis debilidades con cierto aire de valentía para que el resto de armarios se abran y se hable de ello. Porque muchas veces la única manera de arreglar las cosas es a partir de la perdida de vergüenza de unos pocos. Así que hablemos. Yo tengo ansiedad desde hace años, con algunos capítulos de depresión, agorafobia y pánico social… y tú, ¿cómo estás?