Después de muchos desengaños amorosos, relaciones tóxicas, relaciones con hombres inmaduros, y relaciones con hombres infieles, decidí a mis 45 años, estar sola, y me sentó fenomenal.

Tenía una independencia que empecé a valorar y a sentirme súper bien con ella, después de años encadenando relaciones.

Pero claro, la llama del amor y volver a sentir ese estado de enamoramiento me llamaba, así que después de algunas citas fallidas, decidí sin prisa, meterme en Tinder para conocer a personas interesante y poco a poco decidir.

Fue un desastre absoluto. Y justo cuando iba a quitármelo , después de un viaje con amigas a Londres, me abrió Derek, y decidí empezar a hablar con él, puesto que así también practicaba inglés, que lo tenía muy oxidado. Dejando desde un primer momento claro que ni yo vivía allí, ni tenía intención de quedar con él.

Al principio congeniamos como amigos, puesto que no esperábamos nada uno del otro, estando tan lejos, pero las conversaciones se alargaban, las horas entre ellas se acortaban, y empezamos a hablar cada día, a contarnos nuestra vida, nuestros miedos, nuestros anhelos, nuestro futuro.

Derek era alguien tremendamente inteligente, sensible, atento,  teníamos los mismos intereses, era el chico perfecto, era como si todo lo que hubiera estado esperando, me llegara de golpe.

Así fueron pasando los días y me vi esperando su mensaje cada mañana, su buenos días, esperando que por la noche me diera las buenas noches, sufriendo si salía por si conocía a alguien “ físico”, y un día me armé de valor y le dije todo lo que sentía y como sin verlo ni conocerlo me había enamorado de él.

Él me dijo que sentía lo mismo, y entonces empezamos una relación online sin quererlo, en ella, planeábamos vernos y conocernos, lo intentamos 3 veces, pero una de ellas, con el avión comprado él, tuvo una emergencia familiar, el otro él también iba a venir y tuvo un accidente y la última iba a ir yo y él tuvo un viaje por trabajo del cual me envió captura del mail de su jefe diciéndole cómo ultimátum que o iba, o tenía que dejar el trabajo.

Así pasó un año y medio desde nuestra primera conversación y yo seguía sintiéndome como en una nube y con la misma intensidad.

EN esos problemas laborales, dentro de nuestra confianza absoluta, me comentó que quería dejar el trabajo porque sino nunca nos veríamos y no se podía coger días, y montarse por su cuenta como freelance diseñador gráfico.

Yo le animé a ello, y me iba comentando todos sus avances, en un momento dado me dijo que pediría un crédito para invertir en el local, pero tenía problemas para acceder a él, y luego me dijo que había unos familiares que estaban en el extranjero que le iban a dejar dinero.

EN este vaivén de inversión en su negocio, me iba contando los problemas bancarios, y me dijo si le podía ayudar recibiendo el dinero de sus familiares, puesto que él al estar en Reino Unido tenía algunas aplicaciones capadas, y así iba haciendo la recepción desde dónde me decía y las enviaba en forma de criptomonedas.

A todo esto, teníamos nueva fecha para volver a vernos y ya sí que nada nos lo impediría, celebraríamos todo con un viaje, que él me había regalado a Estambul. Me había enviado todas las reservas y estaba súper nerviosa, e ilusionada.

Pero se volvió a casi truncar todo un par de semana antes, cuando, me dijo que necesitaba un dinero urgente para el pago de un proveedor, y tenía las cuentas bloqueadas por un malentendido, estaba desesperado, me enviaba las capturas de los mails y sus actuaciones y me dio sus claves para poder gestionarlo yo. Así que ante tal evidencia y la confianza que depositó en mi, me ofrecí a ayudarle ( lo sé, a estas alturas sé lo que estáis pensando)

Le presté 50.000 euros de mis ahorros e hicimos un contrato de devolución, porque el insistió mucho en ponerlo todo por escrito.

Al día siguiente a la transferencia, desapareció de mi vida, se esfumó, me bloqueó.

Estaba tan sumamente avergonzada que ni siquiera denuncié ni lo conté a nadie. Pero caí en un estado de tristeza profundo, no sólo me sentí engañada, sino la frustración se apoderó de mí.

A los 3 meses, otra pesadilla empezó, las denuncias internacionales: se ve que no eran cuentas de sus familiares, y me estaban acusando de ser cómplice de otras estafas.

A día de hoy, todavía no entiendo cómo no vi las señales, que seguro que las había, pero también os aseguro que lo hacen muy bien, son profesionales, mantienen mil conversaciones con personas como yo a la vez, hasta que sacan la ganancia esperada, son profesionales de la estafa del amor.

Espero que esto os resuene y que nadie más caiga en sus trampas. Yo sigo trabajando para recuperarme, emocional y económicamente.

 

Anónimo

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