A pesar de ser una persona de talla grande, considero que a lo largo de mi vida he sido bastante ligona. Vale, seré gorda, pero pienso que también soy bastante mona, atractiva, divertida y alegre (mis abuelas no me llaman nunca, así que los piropos ya me los digo yo misma). 

Además de todo eso, soy sexualmente abierta y activa, es decir, que nunca he tenido problemas para relacionarme sexualmente con alguien si me atraía físicamente. 

El problema radica en diferentes actitudes que he ido observando en el género masculino a lo largo de mi vida. En primer lugar he tenido varios “follamigos en la sombra”. ¿Qué quiere decir esto? Pues esos que te llaman para quedar y tener sexo de vez en cuando pero que no quieren que nadie se entere. Amiga, ser un tío bueno y acostarse con una gorda no está bien visto. 

Luego está el segundo grupo, igual de deleznables que los anteriores. Este grupo es el de “si estuvieras más delgada me gustaría tener una relación contigo”. Pero se les olvida añadir un “pero como estás gorda, sólo me interesa acostarme contigo y/o que me la chupes cuando a mí me interesa”. Pues…. ¡para el carro amigo, que a partir de la primera frase no quiero volver a saber de ti! Para algunas cosas en mi vida he sido bastante tontita y me he dejado pisotear más de lo que debería, pero con este tema he sido bastante tajante siempre. 

Por último, está un amplio abanico de tíos que he conocido a través de apps de ligue. Tíos  que le dan match a la gorda porque se piensan que aceptará una sesión de sexting en 3 minutos para bajarle su calentón. Obvio que en su mente, que la gorda acepte es mucho más fácil a que lo haga la delgada porque claro, como todos sabemos, ‘las gordas vamos desesperadas por la vida’.

¿Qué tienen en común estos grupos, conjuntamente con un montón de tíos más que he ido conociendo a lo largo de mi vida? Pues que a estos tíos les cuesta aceptar un no por respuesta. Tú eres la gorda, eres la que ellos se piensan que no liga, la que debe darle las gracias por querer acostarse contigo, la que debe aceptar enviarle fotos en bolas cada vez que ellos abran su boquita porque se les haya calentado la entrepierna, hayan discutido con la novia, o porque esa noche en la discoteca no se hayan comido una mierda. Tú debes estar siempre disponible para ellos, porque tus kilos de más te quitan el derecho de que alguien se fije en ti, y si ellos lo han hecho, debes de venerarlos. 

Imagino que habrá chicas delgadas a las que también les haya pasado algo similar a lo largo de su vida, pero por lo que he podido hablar con mis amigas, hay muchos matices diferenciadores. A las chicas delgadas se las intentan camelar de otra manera más sutil, más romanticona y embaucadora. Pero a nosotras, la mayoría de ocasiones no. Y viene a ser más un “venga tía, como me vas a decir que no tú a mí”. Se ahorran las sutilezas y van a lo bruto, porque ‘cómo se va a atrever esta gorda a tener listón’

Pues sí majo, yo te digo que no. Hoy y a ti. Porque mi cuerpo con sus Kg  vale mucho más que la mierda de estigma que tienes sobre mí en tu cabeza. Porque si algo he tenido claro en mi vida, es que por muy poca autoestima que tuviera de puertas para adentro, de puertas para afuera iba a ser una bichota de cojones. Y mi cuerpo y mi disfrute lo comparto con quien lo merezca o con quien a mí me dé la gana. Porque vamos a ser francos, en más de una ocasión lo he compartido con quien no lo merecía, pero a mí me apetecía. Es mi cuerpo y no hay nada más que añadir. 

 

@maripluff