Si, ya era mi ex, pero eso no quita que no fuera una de las situaciones más raras y bizarras que me he encontrado en mi vida.

La relación con mi ex marido siempre fue de mal en peor. Hubo un pequeño momento al principio de fuegos artificiales, pero en lugar de ser el 4 de julio pareció más bien los petardos que tira mi vecino la noche de San Juan. La relación no era buena y el sexo era malo tirando a nefasto. Fue mi primer novio, mi primer polvo y mi primer todo.

Ya antes de divorciarnos la cosa no iba bien, hacía tiempo que no follábamos, básicamente porque me cansé de cómo lo hacía. Si me corría era porque yo lo hacía por mi cuenta en la ducha o donde cuadrara. Lo de él era sexo muy del tipo conejero de 5 minutos donde pensaba que no hacía falta calentarme porque con verlo ya tenía que estar cachonda.

El divorcio estaba anunciado. Así que hasta ahí todo bien. Yo me quedé en la casa, básicamente porque ya era mía antes del divorcio. Justo el día que firmamos los papeles recogió parte de sus cosas y se fue. Y yo salí a celebrarlo. Despedida de casada lo llaman ahora.

Pensé que ya no estaba en el mercado y que mi sexualidad estaba acabada. Pero no amigas, no. Sólo hicieron falta dos chupitos y un hombre que me prestara un poco de atención para darme cuenta de que por fin podría disfrutar de la vida. Así que después de mucho tonteo, mucho jiji, y jaja el camarero del garito  y yo nos dimos los nombres. Antes de irme me dice que lo busque en redes sociales y que le mande un mensaje. La verdad es que de hombres y sexo no tenía mucha idea, pero después de años escuchando a mis amigas sabía que eso de que le buscara en redes sociales significaba que el tonteo no había servido de nada. Me parecía a excusa de la mala, como el típico: Ya te llamaré.

Pero cómo no tenía una mierda que perder, me dio por mandarle un mensaje. Unas horas después lo tenía en mi casa. Sinceramente no tenía intención de follar, nunca he sido así. Pero en cuanto lo vi en mi casa con un bote de helado diciéndome:

-¿Quieres ver una peli?

Ahí fue cuando me dije que si esa noche no follaba, no lo haría nunca. Ese maravilloso camarero me dio mi primero orgasmo con una boca. Joder con el hombre. Bendita la hostelería y los Dioses de los camareros. Tampoco tenía mucho con que comparar. Pero que se tirara 30 minutos en el pilón lamiéndome como si no hubiera comido en 40 años decía mucho. Por primera vez era yo la primera.

Y  luego ahí estaba, a cuatro patatas, encima de la mesa del comedor que me había regalado mi suegra, con las bragas en los tobillos, la camiseta por encima de las tetas y abierta de piernas mientras el Dios de los camareros me daba como si tratara de clavarme a la puta mesa de wengué.

De repente la puerta se abre y aparece mi ex, con una bolsa de deporte vacía y se nos queda mirando. Pálido estaba el hombre. Aunque no es cómo si me importase.

Podría estar avergonzada, podría. Pero no. Estaba enfadada porque se me había olvidado quitarle las llaves. Mea culpa.

Y allí estaba el muy imbécil, pálido y enfadado. Que ya hay que tenerlos cuadrados.  Sobre todo porque después me preguntó que quien era ese y luego le preguntó a mi Dios de la hostelería porque se estaba follando a su mujer.

-Ex mujer.- Le recordé muy amablemente. Después le dije que estaba haciendo exactamente eso, follarme. Algo que él no había sabido hacer en su vida.

Me bajé de la mesa para echarlo, así, en bolas, con las bragas colgando y la camiseta enroscada. Lo mandé a la mierda, le pedí las llaves y le dije que ya le mandaría las cosas por correo. Sinceramente pensé que después de eso el Dios de los camareros se iría por la puerta. De hecho me sorprendió que no lo hubiera hecho antes. Pero no… El muy cabrón (en el buen sentido de la palabra) Me preguntó si era mi ex marido y porque me había divorciado. Después me preguntó que tal follaba y cuando se lo dije, pensando que se iba a largar, porque la escena era para hacerme quedar como una puta loca; se parte el culo de risa y me dice:

¿Quieres que te folle en su sofá? Así si se lo quiere llevar que sepa que alguien si supo cómo hacerlo.

Pues la verdad es que si. Me dio como a cajón en no cierra en el sofá, en la mesa, en la cama y en el escritorio de su despacho y no contento con eso al día siguiente repetimos en la mesa del comedor.

 

Que se joda mi ex, porque a mi también me jodieron, pero por primera vez me jodieron bien y lo disfruté.

 

Anónimo

 

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