La ansiedad es especialista en colarse en todos los aspectos de nuestra vida. En las relaciones se cuela en forma de inseguridad, de pensamientos cíclicos y obsesivos, llegando incluso a provocar que una relación se rompa. 

La ansiedad en una relación requiere paciencia y comprensión. No es una decisión voluntaria el que esté en uno mismo así que la presión o el juicio solo la empeoran. Puede que la hayas vivido en ti mismo, en tu pareja o que esto te pille de nuevas pero, en cualquier caso, estos son algunos de los puntos en los que la ansiedad se ve reflejada en nuestra relación: 

Tienes miedo a no ser suficiente para tu pareja. Como decía al principio, muchas veces la ansiedad toma forma de inseguridad. La sensación de que nunca eres lo suficientemente buena o que incluso tu ansiedad es una tara que tu pareja no se merece es algo muy frecuente que incluso puede llevar a relaciones desiguales y de sumisión. 

Necesitas que te reafirmen que te quieren. Cada pregunta de “¿me quieres?” nace de la necesidad real de saber si lo hacen. Da igual si tu pareja te lo demuestra o te lo dice habitualmente, el miedo a que en algún momento la respuesta sea un no se apodera de ti y te hace necesitar esa reafirmación constante desde un sentimiento de carencia y nerviosismo.

Dudas sobre ti y tus capacidades. El clásico de la inseguridad es hacerte creer que no eres válida ni capaz, algo que por supuesto también se ve repercutido en cualquier relación. Crees que no eres capaz de satisfacer a tu pareja en ningún aspecto ni eres lo suficientemente válida para que alguien quiera estar contigo. Son miedos irracionales pero que en nuestra mente se vuelven muy, muy poderosos. 

Solo muestras las partes de ti misma que crees que van a aceptar. Crees que solo mostrando aquello que hace reír a la gente, aquello que hace que les parezcas divertida, amable o generosa, tu pareja va a tener un motivo mayor para quedarse que si realmente conoce todas las partes de ti. Sientes que hay cosas feas o malas que van a hacer que la gente te rechace así que prefieres esconderlas. El problema es que eso es algo insostenible porque los momentos menos buenos también están ahí, existiendo y formando parte de todos nosotros.

Tienes miedo a que te dejen. Al final, una cosa lleva a la otra. Cuando crees que no eres suficiente para que alguien te quiera, inevitablemente aparece el miedo a que te dejen en cualquier momento. Te invade el pensar que cada vez que dices algo, tienes un mal momento o te sientes mal, eres una molestia para tu pareja y va a hacer lo posible para “sacarte de encima”. De nuevo, pensamientos irracionales pero que en nuestra cabeza tienen mucho sentido, por lo que nunca debemos invalidar o minimizarlos si alguien nos los comparte. 

Te es difícil bajar la guardia y relajarte. De hecho, no sabes lo que es eso. Mientras la ansiedad está presente en nosotras y nuestras relaciones, todo se torna nerviosismo y presión de no cagarla. 

Retienes tu batalla interna porque no quieres que se asusten. Esto pasa sobre todo cuando no te sientes del todo comprendida por tu entorno. Cuando recibes comentarios como “tienes que relajarte” o “no te pongas así” que te hacen ver a tu ansiedad como la enemiga que te hace ser un bicho raro. Entonces tiendes a esconder lo que está pasando en tu interior para que no se alarmen ni “te tomen por loca”. Sé que la incomprensión está en muchos casos pero, aunque cueste, nuestro entorno necesita saber qué nos está pasando para poder ayudarnos. 

Lees entre líneas cada mensaje que te manda. Debería considerarse deporte nacional la cantidad de mensajes subliminales e interpretaciones que podemos sacar de una sola frase. Si hay un punto o no hay emojis, si creemos que el tono es más serio…En realidad todo es la inseguridad haciendo de las suyas. 

Te preocupa si estás satisfaciendo sexualmente a tu pareja. Muchas veces creemos que el sexo es nuestra vía para que nuestra pareja esté contenta a nuestro lado. Es como pensar: “si en el resto de cosas soy un desastre, si esto no falla querrá quedarse conmigo”. Nos olvidamos de que una pareja es mucho más que el sexo y que quien se queda a nuestro lado lo hace por quien somos en conjunto, incluyendo todo lo que a nosotras nos parece un completo desastre. Muchas veces este pensamiento lleva a que tener sexo sea darle placer al otro y que esté contento pero no recibirlo porque no lo merezco. Cuidao’ porque esto pasa más de lo que pensamos.

Evitas conversaciones difíciles y conflictos para complacerles. Siguiendo la misma dinámica, “si no hablo, si no digo, si no discuto, si no le llevo la contraria, nada malo puede pasar y le mantengo a mi lado”, volviendo así a la sumisión y desigualdad en las relaciones, las cuales necesitan de comunicación para poder existir. Solo personas muy narcisistas querrán que su pareja no tenga voz propia y retener todo lo que sentimos dentro también alimenta y aumenta la ansiedad.

Podríamos seguir indagando en todos los puntos en los que la ansiedad se ve reflejada en una relación de pareja. Quizás leyendo esto se te han ocurrido más, incluso te has visto reflejada en alguno y ni siquiera te lo habías planteado o quizás pueda servirte para entender a otra persona. Sea como sea, es necesaria la paciencia y la comprensión. No juzgues ni presiones a alguien que muestra alguno de estos puntos. Sé que es difícil pero trata de escucharla y de hacerle saber que en ti puede encontrar un lugar seguro en el que abrirse. 

 

Mara Jiménez