Este es un tópico de discusión muy común entre mis amigas y la verdad es que aún no encontramos el punto de concordia.

La situación es simple. Conocemos a alguien que tiene potencial para algo “más” que solo para un empotramiento casual, que siempre es bienvenido. En estos casos, la pregunta que se nos plantea es: ¿sexo inmediato?, ¿le doy al cuerpo lo que el cuerpo pide?, ¿o quizá mejor esperar un poco?

Y ahora paso a modo personal. Yo siempre he sido de la idea de que a partir de algo casual puede surgir algo más profundo y duradero.  Que la compatibilidad sexual es demasiado importante para dejarla para “luego”.

Y que si me apetece ¿por qué me lo habría de negar?

Pero de un tiempo a esta parte, hay una dinámica que se repite de forma sistemática, y eso de que los humanos somos el único animal que se tropieza más de una vez con la misma piedra, pues me representa fielmente. Y por eso de cambiar lo que hago para tener resultados diferentes he estado reflexionando al respecto.

Digamos que conozco a un chico, y en algún momento de la cita hay un click en mí que me informa de que ME GUSTA. A partir de ahí, se ponen en juego unas dinámicas bastante torpes, porque es cuando cedo el dominio. A partir de ahí es cuando en vez de ser yo en mi máximo esplendor comienzo a evaluar si le estoy gustando, mi foco sale de mí y se posa en él.

Pero eso es motivo de otro post, y de mucha terapia.

A lo que voy es, el chico en cuestión ME GUSTA y YO SÉ que le gusto. Nos reímos, nos divertimos, empezamos a buscar el contacto físico y va llegando. Lo dejo fluir y me doy cuenta de que además de gustarme en plan “Aquí hay potencial para ALGO MÁS”, tengo una simpática sensación en la entrepierna.

Y aquí es dónde la cuestión aparece… Por qué normalmente mi actitud es: ¡claro que sí, guapi! ¡Que esto promete y los astros están alineados! Y el sexo puede ser mágico, o muy bueno, o bueno (si es malo se decanta por si solo). Y a partir de ahí las cosas se vuelven raras.

¿Será que a algunas nos queda algún vestigio arcaico de nuestro pasado patriarcal? Y, ¿Qué luego de entregarnos a los placeres del cuerpo sentimos que hemos  hecho una inversión y que ahora ellos están en deuda con nosotras?

Y no sé vosotras, pero yo me pongo TONTA DE COJONES. He notado que los tíos necesitan un espacio el día después  y, en cambio, las chicas necesitamos una especie de validación emocional. Y esto no tiene punto de encuentro. Las hay más sabias que yo que no necesitan pasarse el día post sexo mirando como un animalico el whatsapp cada 4 minutos, esperando esa reafirmación de que aquello que en nuestra cabeza prometía no fue sino el influjo de las hormonas.

TODAS las ansiedades se dan cita en mi cabeza. TODAS las inseguridades campan libremente y se enquistan en mi pensamiento. Y quiero más. Más sexo, por supuesto. Pero quiero lo demás también. Y, de momento, no llega nunca a más. Que de sexo estoy más que satisfecha y ¡Ole yo! Pero de amor, romance, cariño, compañerismo, conexión, etc, va a ser que no.

Y entonces quizá sea el momento de cambiarme de grupo, e irme al de las que opinan que el sexo distorsiona todo, y que si queremos realmente conocer que tan real es el potencial de algo, es mejor posponerlo. Porque cuando ya ha habido sexo, y sobre todo si ha sido bueno, a partir de ahí los encuentros son una mera excusa para acabar enrollados y lo que podía ser, igual nunca llega a ser.

Y como mi cabeza es muy buena haciendo preguntas pero no tanto encontrando las respuestas aquí les dejo una muy buena para que me ayudéis:

¿Cómo decir NO, cuando el cuerpo quiere decir SI?

Lu1975