Cómo disfrutar del sexo siendo anorgásmica

 

Soy anorgásmica, eso significa que jamás he conocido el placer de un orgasmo. Durante mi juventud, creo que me aproximé al éxtasis sin alcanzarlo; pero, a medida que han transcurrido los años, ese espejismo de gozo se ha desvanecido. 

Descubrirme y aceptarme

Para mi generación, hablar de sexo tenía un cierto matiz de tabú. Con tu mejor amiga, en un momento de complicidad entre grados de alcohol, quizá salía el tema; aunque no dejaba de tratarse de manera superficial y sin entrar al detalle. Sin embargo, la mínima información que recibía de mi entorno, me hacía caer en la cuenta de que poco a nada tenía que ver con lo que yo sentía: ni sola ni en pareja. Mi primera reacción fue buscar ayuda médica para descartar problemas físicos. No encontraron nada y di un pasito más allá hacia la terapia psicológica, que tampoco me ayudó ni un ápice. En aquel momento, y sin saber por qué, yo era una mujer anorgásmica sin justificación aparente. 

Llegó la frustración acompañada por complejos y baja autoestima. Además, la falta de excitación sexual me generó un importante rechazo al sexo. Con respecto a mis parejas sexuales, encontré al típico macho herido que me culpaba de no llegar al orgasmo por histérica y al comprensivo extremista que me sacaba del acto sexual con sus constantes preguntas. Entre el machirulo y el pesado, decidí tomarme un break para conocerme, aceptarme y buscar alternativas al placer a través del orgasmo. 

El sexo como un largo orgasmo 

Te podrá sonar un poco hippie, pero mi primer paso hacia la sanación fue cambiar el chip y transformarme en una persona más espiritual. Mi salvación ha sido conocer el sexo tántrico, también conocido como megasexo. De esta manera, el placer entra en mi cuerpo a través de la respiración: en el sexo tradicional, la respiración agitada y jadeante contrae los músculos y centra el foco de placer en los genitales; en cambio, a través de una respiración pausada, derivada de prácticas de meditación, la mente y el cuerpo en su plenitud son capaces de descubrir un goce mucho más largo y completo que si reducimos nuestro deleite en la genitalidad. 

Sin ánimo de parecer una loca del coño (nunca mejor dicho), más allá del sexo tántrico también he mejorado mis relaciones sexuales gracias a convertirme al completo en un estímulo. Valoro mucho más un beso, un masaje, una caricia y he comprendido que ni la penetración ni el clímax son mis objetivos. Lo conocí como método Karezza, una técnica erótica que tiene como finalidad disfrutar al máximo alargando el orgasmo y estrechar los vínculos afectivos y emocionales entre los miembros de la pareja.

También he apostado muchísimo por los juegos de cama, desde unos dados hasta un cosplay; así como la incorporación de todo tipo de juguetes sexuales. 

Se puede. Sí, se puede disfrutar del sexo sin saber qué diablos es un orgasmo. Y no niego que sea brutal, en absoluto; pero sí que puedo garantizarte, a ti, amiga anorgásmica, que también puedes llegar a disfrutar sola o acompaña del sexo. 

Anónimo