¿CUÁNTO ES SUFICIENTE?

 

Ayer fue mi primer día de psicóloga después de reconocer que tengo un problema con la relación con mi cuerpo. 

Por ahora desde luego que no es milagroso, pero me estoy dando cuenta de que me ayuda tener que explicarle todo el rollo de cero a una persona nueva, a alguien que no me conoce de nada.

Mi principal problema es que desde que empecé a hacer deporte y a comer sano, no puedo parar. Y no de manera “cuca” o “motivadora”, al menos ya hace un tiempo que no.

Si un día hago una hora de deporte, al día siguiente tengo que hacer mínimo una hora, sino una hora y diez. Y claro, después de hacer hora y diez, no puedo volver a hacer “solo” una hora. No me lo permito, lo veo como una excusa.

Y es que mi otro problema es que tengo la necesidad constante y agobiante de justificarme ante todo el mundo, contar todo lo que estoy haciendo, como si necesitara que ellos mismos me dieran el permiso para parar, que ellos me dieran la validación de “vale, estás haciendo más que suficiente, ya puedes relajarte, ya no pensamos que seas una vaga”.

Y ayer hablando con la psicóloga salió la pregunta de oro: ¿QUÉ ES SUFICIENTE?

Cuando estudias mucho, muchísimo para un examen, pero solo sacas un cinco pelado, nadie se cree que realmente hayas estudiado, ¿no?

Eso nos sucede también con nuestro cuerpo. Si no tengo una figura atlética y delgada, ¿cómo se van a creer que tengo unos hábitos no solo saludables, sino cojonudos?

El “suficiente” en la “vida fit” suele llegar cuando ves unos cambios en tu cuerpo o cuando ya tienes ese “cuerpo soñado”. Cuando estos cambios no llegan (porque tu metabolismo es el que es, o tu cuerpo es muy diferente al de la persona de al lado), ese “suficiente”, ese freno que hace que nos sentemos y nos relajemos de una maldita vez, no existe. No está. Es como pulsar el gran botón rojo de STOP y que no pase absolutamente nada.

Y como el mundo nos convence de que si no estamos delgadas es porque “no estamos haciendo suficiente”, llega un punto en el que aunque hayas hecho una hora de deporte, hayas caminado tres horas y no te hayas sentado casi en todo el día, si se te ocurre dedicar un ratito al ocio automáticamente tu mente lo asocia a que estás vagueando. 

A que si estás “así” es porque no te estás esforzando lo suficiente.

Porque nosotras mismas no nos sentimos suficiente.

Qué jodido. 

Cuando el mundo deje de juzgar los hábitos de las personas por su aspecto físico, habrá mucha gente, como yo, que podamos sentarnos media horita a leer sin morirnos por la culpa.

Que no necesitemos hacerlo todo y más para rogar porque la sociedad considere que, por fin, hemos hecho “suficiente”.

– Nana y la vida sana

@nanaylavidasana