Tercero de la ESO, 14/15 años y una charla de sexualidad que se puede resumir en penes.

Recuerdo que fueron dos días de charla. En el primero hicimos una lluvia de ideas sobre qué era el sexo; primera palabra: pene. Había palabras como: placer, romance, amor, pareja, caricias… pero, sorprendentemente, vagina no apareció en ningún momento. Nos dieron un papel para poner preguntas de forma anónima, cualquier duda que tuviéramos nos la intentarían responder al día siguiente. Un amigo mío preguntó sobre el punto G y sobre cómo evitar el dolor de la chica la primera vez, al salir de clase nos contamos las preguntas. Muchas de ellas eran sobre vaginas y la virginidad (“¿Qué es el clítoris?”, “¿duele la primera vez de una chica?”, “¿sangras la primera vez?”, “¿pierdes la virginidad con la masturbación?…”)

No os voy a mentir, tres años después aún sigo buscando respuesta a algunas de las preguntas. Respondieron lo siguiente: “¿Duele la primera vez?” Con un: todo depende del chico, te tiene que dar confianza e ir despacio, te tienes que relajar. Ya está, literalmente. YA. NI UNA MÁS.

Yo me quedé flipando, me estaban diciendo que todo dependía del chico, solo les faltó decirme que mejor lo hiciera con un chico que tuviera el pene pequeño.

La charla avanzaba y solo nos mostraban fotos de las enfermedades en penes, creo que solo vi una vagina en toda la sesión.

Los anticonceptivos: esto es un condón, eso las pastillas… Y, finalmente, llega el temido momento “palo”. Toma el condón (bueno, condón… Eran las fundas que se ponen a las sondas, que no llevan ni lubricante ni nada) y ponlo en esta especie de pene raro (un palo de color crema sin forma ninguna). “Perdone, ¿y el condón femenino?”.

Sí, tuvimos que preguntarles sobre cómo poner un condón femenino. Nos lo habían mostrado, pero en ningún momento nos habían dicho como usarlo. Por no hablar de cuando preguntaron sobre qué se hacía en relaciones de vagina y vagina. No supieron que decir. Lo arreglaron diciendo que el condón femenino también cubría la parte de fuera.

Hablaban del sexo como si todo se centrase en el pene (incluso en lo relacionado con el sexo oral, como si solo nosotras bajáramos al pilón) no mencionaron el clítoris, hablaban constantemente de la penetración, del glande, del pene recto, torcido… Hablaron de los tipos de penes, en ningún momento de los tipos de vaginas, sin aclarar que hay distintas formas, colores y tamaños. No nos dijeron que las vaginas tienen un punto mágico, no hablaron nada del placer femenino. Solo del masculino (y en relaciones heterosexuales).

Sé que no era su deber en ningún momento enseñarme todo sobre el sexo, pero no sé, qué mínimo. Yo esperaba que me enseñaran a poner un condón, a ver cosas raras en el pene… pero ¿y la gente que tuviera relaciones sexuales con personas con vagina? No les enseñaron cómo se ve el herpes (por ejemplo) en una vagina. Nos pusieron imágenes en todo momento de lo que se podía considerar un pene “normal”, sin ninguna cosa “sospechosa” (palabras textuales). En ningún momento dijeron qué clases de vaginas se podían considerar “normales” (sanas) o con cosas “sospechosas”.

Hoy, tres años después, la charla sigue siendo igual. Sin vaginas, sin relaciones homosexuales, sin normalización y sin placer femenino.

María Hervas

 

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