Tengo recuerdos de cuando era bastante joven de no saber controlar muy bien mis emociones. Mis padres me decían que no podía tomarme las cosas tan a pecho y que tenía los extremos demasiado marcados. Desde que era pequeña he sentido que mis emociones me controlaban la vida.

Si sentía tristeza era una tristeza tan profunda que lloraba hasta que me entraban migrañas. Si me pasaba algún acontecimiento feliz, mi felicidad era tan extrema que incluso no sabía disfrutarla.

Jamás me planteé que esto fuera un caso aislado de la población, pensaba que había personas que controlan más y personas que controlan menos, pues como hay personas rubias y personas morenas, no le daba más importancia al asunto. 

He asociado durante toda mi vida estos cambios emocionales y esta inestabilidad emocional a una falta de empatía conmigo misma de no saber disfrutar de las cosas buenas, un poco de victimismo frustrado que comentaba en terapia para poder solventarlo. Tras varios ejercicios y pruebas tanteando mis emociones y cómo controlarlas di con una especialista que se interesó mucho por cómo reaccionaba ante ciertas situaciones. Incapaz hoy en día de gestionar y controlar mis emociones nos metimos más a fondo en cómo sentía todo lo que me rodeaba, los estímulos externos que yo, aunque quisiera, no puedo controlar. 

Antes de explicaros un poco más os voy a explicar un poco qué es una persona PAS o persona altamente sensible: es una persona que experimenta o interioriza todo de una manera muy potente y fuerte. Temas relacionados con los sentimientos o emociones y socializar con otras personas llegan a este tipo de personas de una forma más intensa. Es un tema que he visto como un hándicap hasta el momento en el que alguien le ha puesto nombre y me ha dicho: eres altamente sensible. No creía que experimentar todo de una forma tan intensa o dramática fuera algo bueno pero si que estoy dándome cuenta de que hay mucha población que sufre esto y merece la pena conocer y sobre todo saber llevar a este tipo de personas que para nada tienen nada malo. Es más hoy lo veo un poco como una virtud. Al parecer ser PAS tiene un poco carácter hereditario (no siempre) pero enseguida supe con quién relacionar esta hipersensibilidad. 

Las personas altamente sensibles tienen una capacidad de análisis increíble. Yo me daba cuenta de cosas, personas, momentos o sensaciones que las personas de mi alrededor no veían con facilidad. Cuando por ejemplo le decía a una amiga: a esta persona le pasa algo, le pasaba. Lo asociaba a ser una persona demasiado empática y analítica pero resulta que son características propias de los PAS. El problema que existe en todo esto es cómo gestionar todas estas emociones tan extremas.

Es muy importante saber de qué personas rodearte, ser una persona con un exceso de empatía hace que te sientas un poco vulnerable y juzgada por el entorno ya que cómo te expresas con los demás marca mucho el tipo de persona que eres. De primeras muchas personas me dicen que soy intensa, dramática o incluso negativa. No les falta razón, salvo por el hecho de que yo también lo sé y no puedo evitar seguir siéndolo. No es como el pelo que no te gusta y te lo tiñes, no. Investigando un poco más descubrí que está muy relacionado con temas neuronales que se pueden “modificar” un poco para no tener unos extremos tan marcados, pero una al fin y al cabo es como es. 

Me pasa (y me ha pasado siempre) que he sabido ver cuando una persona estaba mal y considero que es un punto muy a favor de todo esto. Veía también como algo negativo el hacer mi vida más intensa de lo normal porque a mi alrededor tenía comentarios de que vivía cada cosa de una forma tan sentida que no sabía disfrutar. Pero yo lo veo como algo muy bonito también, hay personas que pasan muchos momentos de la vida como si estuvieran comiendo pipas y puede que haya momentos que se tengan que vivir más o al menos de otra manera.

Para mi es un don increíble ser intolerante ante ciertos aspectos y saber expresarlos. Las personas altamente sensibles no pueden presenciar ciertos momentos de injusticias o intolerancias y rara vez se quedan callados o pasivos ante esos aspectos. La parte fea quizás sea el sufrimiento que muchas veces conlleva, no sólo sufres con tus emociones sino también con las emociones ajenas.

Soy una persona muy enamoradiza y que idealiza a las personas por encima de lo que debería. Normalmente no veo maldad y tiendo a ser bien pensada pero no vivo todo esto desde un punto sano. Ahí está el punto clave; ¿cómo llevar el tema de la alta emocionalidad con salud? Estoy trabajando en ello. Intento que cada situación o decisión no me destroce tanto ni me haga tanto daño como normalmente lo hace. Es bonito saber lo que una es y lo que una siente, hay que vivir con ello y sacar el mejor partido de uno mismo.

Os animo a que investiguéis un poco más si os sentís reflejados en alguna de estas situaciones o simplemente porque por estadística seguro que conocéis a alguien que lo sufre.

 

Sandra Regidor