Aún que no lo parezca, algunas de esas personas que parecen gilipollas, lo que realmente les pasa es que son emocionalmente inaccesibles.

Lo digo por propia experiencia.

Es obvio que todos estamos condicionados por nuestro pasado. Yo venía de un lugar de mucho rencor y desconfianza, crecí en una unidad familiar muy tóxica, gordofóbica y machista. Y claro, siendo gorda y mujer pues no lo pasas precisamente bien, ya tú sabes.

Mi desarrollo como niña y como humana fue condicionado por mi familia y me convertí en una mujer con una muy baja autoestima que sentía el interés masculino como un premio o alago.

Lo típico, desarrollé muchas dependencias emocionales y eso me llevó a juntarme con los mayores gilipollas del lugar. ¿Y qué paso? Que los sentimientos negativos me sobrepasaron tanto, que mi propio sistema emocional decidió poner punto y final.

No sé exactamente cómo pasó, pero me convertí en una mujer emocionalmente inaccesible.

Empecé a despegarme de las amistades más dramáticas o emocionales. En resumen, no quería implicarme de ninguna manera con alguien que fuera a traer grandes emociones a mi vida.

Y si tuviera que señalar algunos síntomas que me hicieron darme cuenta de que me había convertido en una persona emocionalmente inaccesible diría que fueron los siguientes:

· Me costaba identificar y gestionar emociones

Muchas veces sentía que estaba triste pero mi propio mecanismo era capaz de esconder esa sensación sin llegar nunca a identificar porqué me sentía así o cómo podría gestionarlo. Y lo mismo me sucedía con las emociones positivas. Sí, por un momento me alegraba, pero algo dentro de mí mantenía era felicidad a raya.

· Escapaba de cualquier síntoma de malestar

No solo estaba completamente cerrada a gestionar mis posibles emociones, si no que estaba rotundamente cerrada a formar parte de conversaciones relacionadas con drama, emociones fuertes o situaciones decisivas y emocionales para otra persona. Me negaba a discutir o a dialogar sobre situaciones comprometidas, porque no me sentía capaz de gestionar ese tipo de sensaciones.

· Mi entorno me percibía como una persona fría y hermética

No puedo contar el número de veces que mis amistades o familia me decían que parecía que no tenía sentimientos. Y si te soy sincera, he pasado mucho tiempo de mi vida deseando no sentir. Ya no tenía fuerza para ser empática o cargar con emociones ajenas, mi sistema había llegado a su límite y aunque yo no era consciente, en realidad, eso era lo que estaba pasando.

· El trato con las personas a menudo me resultaba frustrante

Y esto quizás sea lo más doloroso de todo. Yo no era capaz de percibir las razones ni llegaba a entender el porqué, pero me era incapaz conectar con alguien a nivel emocional y sentimental. Y esto, me resultada muy frustrante.

Con tiempo y con ayuda de mi sicóloga (manos arriba por tod@s l@s sicólog@s o siquiatras que cuidan de nosotros y nos permiten darnos una segunda oportunidad) fui entendiendo qué era lo que me estaba pasando.

¿Cómo lo solucioné? ¿Cómo dejé de ser emocionalmente inaccesible?

Pues nena, es un proceso largo y te diría que poco sencillo. ¿Por qué? Porque conectar con tus sentimientos o emociones cuando te has desacostumbrado a gestionarlos, puede resultar muy explosivo. Es un proceso en el que se pierde la estabilidad emocional que tenías bajo control.

El primer paso, fue reconocer lo que me estaba sucediendo y sobre todo, tener una voluntad honesta de solucionarlo.

Convencerme a mí misma de que sentir no me ponía en peligro fue complicado y creo que esa necesidad imperiosa de poder conectar con las personas fue lo que motivó que me abriera a mí misma.

Empecé por aprender a identificar las emociones y tomarme un tiempo para sentir esos cambios emocionales dentro de mí, me gustaran o no.

El siguiente paso y creo que el más complicado, fue cuando tuve que decidir cómo quería reaccionar ante estas emociones.

Y esto es algo que cuando lo cuento, la gente se sorprende y muchas personas piensan que no tenemos elección. Que las reacciones emocionales no se pueden elegir y esto, señoras y señores, es completamente mentira.

Todos podemos elegir cómo reaccionamos con nosotros mismos y con los demás. Otra cosa, es que esa elección no fuera tuya y hayas crecido con una elección que nunca te has cuestionado. Pero por favor, no justifiquemos la violencia o las reacciones tóxicas con pamplinas.

Y el último paso, diría que fue la paciencia, el aprendizaje y la rutina.

Es interesante también mencionar, el puto dolor que una persona emocionalmente inaccesible causar a su entorno. Pero muchas veces, las personas que realmente nos conocen, tienen la paciencia necesaria y la empatía suficiente, como para entender que el caparazón que llevamos a cuestas, no es una elección nuestra.

Antes de darme cuenta de lo que me sucedía, conocí a una persona increíble. Él tuvo mil dudas y muchas ganas de rendirse, porque por más tiempo que pasáramos juntos, parecía que era incapaz conectar conmigo o llegar a conocerme.

Muchas veces él intentaba provocar reacciones pasionales en mí e intentar averiguar cómo me sentía respecto a él. Y claro, yo cuando me veía en esas tesituras quería salir corriendo.

Hasta que un día me paré a pensar y decidí no perder a esta gran persona que el destino había puesto en mi camino. ¿Qué hice? Pues pedí ayuda, así de claro.

Cuando se te parte un diente vas al dentista ¿Verdad? Pues yo me fui al sicólogo.

Hay que tener los huevos bien puestos para apostar por una persona con un bloqueo emocional. Y no, no es menos duro para la persona que decide dejar de ser emocionalmente inaccesible.

Pero si no hubiera sido por él, probablemente no hubiera tenido la motivación o la necesidad de intentarlo.

Y algunos dicen que el amor lo puede todo. No sé si lo puede todo, pero sí sé, que si es una estrella lo que llega tu vida, sólo puede hacerte brillar.

M.Arbinaga