¿Quieres disfrutar de una noche inolvidable? Pues lee atentamente mis dos métodos infalibles:
- Métele en la cama una araña de 8 patas peluda, o una pitón albina. Se pondrá a correr y gritar en plan loquísimo y hasta es posible que se vaya de casa y esa noche duerma en otro sitio. No falla.
- También puedes ponerte a hablar durante 7 horas seguidas de política o reproducir una y otra vez canciones de los Jonas Brothers. Eso vuelve loco a cualquiera.
¿Por qué te ríes? ¿No era eso lo que pretendías leer en este artículo? ¿Qué era entonces? Ah… consejos de sexo… ¿Y se supone que “volver a alguien loco” en la cama es hacerle disfrutar muchísimo? Y lo que es peor, ¿se supone que si yo te doy las claves “mágicas” para ello tendrás un sexo maravilloso e inolvidable? Y todo eso sólo leyendo este artículo, eso sí que es para volverse loco.
Estamos acostumbrados a que nos lo den todo hecho. Lo queremos todo bueno, bonito y barato – y añado rápido, porque cuanto más rápido todo, mejor – y claro, el sexo no iba a ser menos, así que vamos por la vida como pollos sin cabeza buscando fórmulas mágicas a las que aferrarnos con el objetivo de que nuestra pareja caiga rendida a nuestros pies. ¿El resultado? Un FAIL como una catedral.
En el sexo y el amor tendemos a idealizarlo todo, véase: el príncipe azul, la media naranja, el amor verdadero, la relación sexual en la que sólo practicando el coito los primeros dos minutos de tensión sexual ya tienes que estar disfrutando y gimiendo como una posesa porque si no es que “algo falla”, etc. Y claro, tanta idealización y tanto cuento se nos cae encima cuando nos topamos con la realidad: el sexo no es tan fácil y fabuloso como creíamos. Luego queremos que de forma milagrosa vengan a regalarnos el mejor sexo de nuestra vida, ese que tanto hemos soñado, repleto de pasión y orgasmos. Pero no quedándonos contentos con esto, también queremos responsabilizarnos de un placer que no nos toca, el de nuestra pareja: “¿Cómo hago para que él no eyacule tan pronto?” “¿Cómo puedo conseguir que mi novia tenga más deseo sexual?” “¿Podrías ayudarme a que mi pareja supiera darme placer?” Perdona, ¿por qué no empiezas por decirle a tu pareja que ella misma busque la solución a su –al parecer– problema y que se empiece a responsabilizar de su propia sexualidad? Luego ya veremos qué hacemos. Porque no es lo mismo hacer de correveydile que establecer una buena comunicación de pareja y llegar a un acuerdo. Los superhéroes en la pantalla, gracias.
Vale, nadie nace sabiendo, y yo soy la primera que creo y defiendo hasta la muerte que es importante aprender cosas relacionadas con la sexualidad, las relaciones de pareja o la seducción, pero también defiendo que ninguna técnica es universal. Recibir una educación sexual adecuada es primordial, tener una base respecto a las artes amatorias también, pero tener inteligencia sexual para saber aplicar todo esto es aún mejor. Lo aprendido no ocupa lugar y la curiosidad y las ganas de mejorar en este campo son cosas muy importantes, pero si crees en las expresiones “eliminar la eyaculación precoz”, “llegar al orgasmo en cada encuentro”, “volverte loco/ a de placer”, “hacer preliminares”, “tener coito en cada encuentro” y más expresiones basura – véase la analogía con la comida basura – , da igual todo lo que estudies, leas o aprendas, lo estás haciendo mal y lejos de mejorar tu vida sexual la vas a empeorar, y mucho.
Os voy a chivar unos secretos en relación a las expresiones de antes que lo vais a flipar:
- La eyaculación precoz no se puede eliminar, se puede trabajar.
- Al orgasmo no se llega, el orgasmo aparece
- Jamás querría ver a alguien volviéndose loco de placer porque me lo imagino desarrollando cualquier movida mental chunga súbitamente.
- Los preliminares no existen, el encuentro sexual engloba todas las prácticas sexuales que se lleven a cabo. Cuando hablamos de «preliminares» es porque estamos esperando algo mejor en la relación sexual, lo que sería el epicentro de ésta, que normalmente siempre es el coito, pero…
- … el coito es una mierda seca – que es peor que ser una mierda, a secas – , hay cosas mejores.
No existe una pastilla que haga que dejes de pensar en mitos románticos y tópicos sexuales para que empieces a disfrutar del sexo; tampoco existen los milagros. Lo siento. Lamento que toda tu vida te hayan hecho creer que el sexo que ves a través de una pantalla era real, al igual que el sexo que lees o el sexo que te imaginas. Esto es como cuando te dijeron que los Reyes Magos no existían pero en versión para adultos. Pérdoname por decirte que el «quiero» pasa a ser un «no puedo» que se convertirá en un «cuando los cerdos vuelen» si no empiezas por aceptar tu sexualidad en lugar de imponerte objetivos inalcanzables. Si, por ejemplo, tu pareja eyacula tras 30 segundos de coito, tendréis que aceptar que su cuerpo funciona así porque han influido factores como el aprendizaje y el funcionamiento fisiológico, y que la situación no cambiará a menos que aceptéis ambos (sobre todo él) que su funcionamiento sexual es único, intransferible, incomparable, normal – sí, normal – y está bajo su responsabilidad. La eyaculación precoz, la anorgasmia, el vaginismo, la dispareunia… todas las disfunciones sexuales se resumen a una única enfermedad: la ansiedad, y ésta no es un ente que viene y te dice «hola, qué tal, voy a joderte este polvo y los 20 siguientes y luego ya me voy«, no. Ésta la vas generando con el tiempo por ti mismo/a con las cosas que haces, las cosas que te pasan, las cosas que crees que te van a pasar y las cosas que crees que te deberían pasar y no te pasan; y, puesto que ésta es fruto de tus vivencias y pensamientos, su manejo y gestión también.
Quédate con esto, que lo de volver loco a un hombre en la cama ya si eso lo dejamos sólo para el título del post.