Imagínate la siguiente escena: estás viendo una peli, donde los protagonistas están dándolo todo en un momento subidito de tono, por lo general la postura a escoger es el misionero (aunque esto puede cambiar dependiendo de la peli en cuestión). Él tapado hasta el culete y a tope de movimiento conejero, cuando después de unas buenas envestidas los dos gimen como animales y se corren juntitos y a la vez.

ASÍ, TAL CUAL

¿Os suena este tipo de escena? Si es verdad que el cine cada vez intenta introducir un poquito más de “diversidad” pero aun nos queda un largo camino, pero todas en algún momento de nuestras vidas hemos visto esta escena que os he descrito, sin cambiar ni una coma.

Y pensaréis, bueno sí estas escenas se dan, pero ¿Dónde está el problema?. Pues os diré amigas mías donde, el ser humano aprende por imitación, observamos la conducta de los demás desde pequeñitos y así vamos añadiendo a nuestro repertorio de conducta una serie de acciones.

Pero la cuestión está en cuando te propones repetir una situación en concreto, como puede ser esta, y te piensas que el resultado va a ser el mismo que en la película, es decir, que después de una serie de envestidas de mete saca el orgasmo va a llegar por arte de magia y por lo general a la vez.

Y allí que vas tú, a darlo todo como una perra en celo, venga traqueteo, venga mete saca, y ves que ese placer tan intenso que sentía esa señora en la película en tu cuerpo no está siendo exactamente el mismo. Y ya para terminar de frustrarnos él termina por correrse y nosotras nos quedamos ¿Qué ha pasado con mi orgasmo simultáneo?

 

Os sorprendería la de mujeres que acuden a mi consulta de sexología para decirme que ellas son raras, que son diferentes, que a su cuerpo les falta alguna pieza y que esto no es normal. Que qué hay de malo en ellas y que las ayude a cambiar.

Siempre que una mujer empieza con este discurso, yo espero pacientemente a que termine, porque verdaderamente ella se siente así, y qué coño ¡creo que casi todas nos podemos identificar con eso!

¿Cuántas veces hemos pensado que nuestra forma de disfrutar no era la adecuada o la suficiente? ¿Cuántas veces nos hemos frustrado porque no hemos llegado al orgasmo de esa forma tan concreta o no ha sido todo lo intenso que debería?

 

Pues bien queridas, os diré, y además con toda la tranquilidad del mundo, que aquí NO HAY MUJERES RARAS, y os voy a explicar por qué.

Las películas, las series, las revistas no solo nos joden la autoestima comparando nuestros cuerpos, vidas, trabajos con esas situaciones tan ideales, sino que también nos joden nuestra forma de vivir la sexualidad, ¡Y por ahí no paso!

El mete saca de toda la vida por lo general no suele ser efectivo en todas las mujeres. Sí es verdad que hay mujeres que disfrutan mucho de esta práctica pero por lo general porque lo acompañan de una estimulación de clítoris más o menos directa, que es la clave de todo esto.

Una penetración conejera, donde el ritmo es muy intenso y no se roza el clítoris directamente (las raíces del clítoris que van por dentro si pueden ser estimuladas pero no en todas las mujeres es igual de intenso) pues por lo general tenemos una situación más o menos placentera, pero por lo general poco orgásmica.

Tendemos también a poner en un pedestal muy alto los orgasmos con la penetración, y esto suele generar muchísima frustración porque solo entre un 20% y un 30% de las mujeres consiguen el orgasmo de esta forma.

Es mucho más frecuente que las mujeres prefieran la masturbación, el sexo oral o acompañar el polvete con un juguete sexual que penetrar para llegar al orgasmo. Por lo que, si en algún momento te has sentido rara o diferente por no tener orgasmos con la penetración, te diré… ¡Bienvenida a la mayoría! Y que no pasa absolutamente nada.

 

Luego pasemos al tema del orgasmo simultaneo, es una situación que por lo general se suele dar en parejas que llevan bastante tiempo juntos y por tanto se conocen bastante, básicamente para que esto se de más frecuentemente lo que se hace es que uno de los miembros de la pareja se aguanta su orgasmo o “espera” al otro, y cuando este lo empieza a tener “suelta” el suyo.

Si es verdad, que en ocasiones puedes encontrar a una persona con la que encajes perfectamente a nivel sexual, y esta situación se de de una forma más “natural” pero es bastante más infrecuente aunque no imposible.

El hecho de llegar a la vez es algo que para algunas personas se convierte en una verdadera obsesión, es verdad que es un punto de conexión muy bonito con la pareja y que cuando pasa gusta mucho, pero no es una condición necesaria e indispensable. Que si se da bien y si no también, no pasa absolutamente nada.

Al final si vivimos nuestra sexualidad basándonos en altas expectativas o en falsas creencias de cómo funciona el cuerpo solo acumularemos frustraciones y no disfrutaremos de lo que realmente tenemos.

Aida Vallés Psicóloga especializada en Sexología y Terapia de Pareja

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