He de confesar y confieso que no me apasiona en absoluto la idea de casarme. Desde siempre, qué le vamos a hacer. Quizás es  porque soy una novia a la fuga en potencia, esa parte romántica no se encuentra en mi ADN o mi parte racional es demasiado potente. Pero es imaginarme todo el follón que requiere una boda y  se me van hasta las ganas de tener novio, qué queréis que os diga. Por eso, cada vez que una amiga me dice que se va a casar, pienso: Joder, con la de cosas más importantes que hay  antes que casarse.

Y en esa reflexión estaba, cuando he decidido hacer una lista de cosas que para mí, son más importantes que organizar la boda del siglo:

  • Aprender a quererte. El amor verdadero empieza por una misma. La única persona que estará contigo a lo largo de toda tu vida eres tú, así que quiérete. Quiérete mucho.
  • Viajar. Cuando mis amigas me dicen todo lo que se van a gastar en la boda, yo sólo pienso en todos los lugares que podría visitar con ese dinero. Así que viaja, conoce nuevos países, nuevas culturas, nuevos idiomas, nuevas formas de entender la vida. Siéntete Willy Fog y muévete.
  • Ser independiente. Es el mejor consejo que mi abuelo le dio a mi madre: Nunca jamás dependas de un hombre. Y mi madre nos lo ha inculcado como si fuera el secreto familiar mejor guardado. Nunca jamás dependas de nadie. Válete siempre por ti misma.
  • Aprender a conocerte sexualmente. Porque si no te conoces tú, no esperes que te conozcan los demás. Dedícate tiempo a experimentar y descubrir lo que más te gusta en el terreno sexual y explótalo al máximo. Y nunca dejes que tu propio placer dependa de nadie.
  • Aprender a decir NO. Y no me refiero al “NO es NO”, que también. Me refiero a dejar de intentar satisfacer a todo el mundo y pensar más en ti.

  • Aprender a gestionar tus emociones. Si en el colegio nos enseñaran a gestionar las emociones, de adultos no tendríamos tantos problemas emocionales. Por eso, es muy importante conocer las tuyas, detectarlas, aceptarlas y saber trabajarlas.
  • Aprender a estar sola. Que decidir compartir tu vida con alguien sea una opción, no una necesidad. Saber estar sola te ayudará a conocerte a ti misma, así que relájate y toma apuntes si es necesario. Valdrá la pena.
  • Vivir en un lugar diferente. Tómate un año sabático y vive una temporada en otro lugar. Aprende un nuevo idioma en un sitio nativo. Acepta una oferta laboral que te apasione en otro país. Déjalo todo y vete por amor. Lo que quieras, pero si surge esa oportunidad, aprovéchala sin mirar atrás.
  • Aprender a curar un corazón roto. Y aceptar que ya nunca volverás a ser la misma. Pero renacerás de tus cenizas más fuerte que nunca. Igual que el Ave Fénix.
  • Aprender a gestionar la frustración y la decepción. Nos han educado para tener que ser los mejores. Para superarnos a nosotros mismos. Pero se han olvidado de enseñarnos que no siempre lo conseguiremos y que la vida nos va a dar muchos palos por el camino. Y no pasa NADA. Aprende a vivir con ello. Y si te caes, tómate el tiempo que necesites para lamerte las heridas y luego, levántate de nuevo y sigue avanzando. La vida es eso.

  • Sentir miedo. Mucho miedo. Pero utilizarlo como palanca para superarlo y nunca dejar que nos paralice.
  • Aprender a reírse de una misma. Aceptemos que no somos perfectos y pasaremos por mil situaciones embarazosas. Ya que hay que pasar algún que otro mal trago, ¿Qué mejor que hacerlo con humor?
  • Conocerse a una misma. Esto me parece primordial. Y no me refiero a la parte de nosotras que nos gusta. Si no también a la que no nos gusta. Por eso, dedícate tiempo a mirar hacia dentro: ¿Dónde me veo dentro de 10 años? ¿Qué es de lo que me siento más orgullosa? ¿Qué es lo que menos gusta de mí a los demás? No es fácil, pero vale la pena.
  • Experimentar. Nunca dejes que se apague la curiosidad que reside en ti.
  • Enamorarte, desenamorarte y volver a enamorarte. Y entender y aceptar que los príncipes azules no existen y el felices para siempre no tiene por qué cumplirse.

  • Labrarte el futuro profesional que a TI te guste. Piensa que la mitad de tu vida la pasarás trabajando, así que hazlo donde tú quieras y cómo quieras. Nunca es tarde para aprender y hacer cambios profesionales. ¿Quién ha dicho que no puedes encontrar tu auténtica vocación a los 45?
  • Saber quiénes son tus verdaderos amigos y cuidarlos mucho. Esos que te acaban de venir a la mente mientras has leído esta frase. Puede que no hayan estado a tu lado desde el principio, pero sabes que se quedarán mucho tiempo.
  • Encontrar algo que te apasione. Algo con lo que te sientas 100% tú. Y trabajar para que nunca desaparezca de tu vida. Aunque haya épocas en las que le puedas dedicar más o menos tiempo.
  • Conocer tus prioridades en la vida. Y tener claro que puedes cambiarlas todas las veces que tú quieras. Que no son inamovibles. Y NO PASA NADA si decides cambiarlas. Es tu vida y TÚ decides a qué le das prioridad
  • Invertir en lo que más te gusta o ilusione. Porque la felicidad que obtendrás de ello merece la pena. Y si tu ilusión es casarte, ¡Qué coño! ¡Cásate! Que no sea una de mis prioridades no significa que no sea la tuya. ¡Qué vivan los novios!

¿Y vosotras? ¿Qué más añadiríais a la lista?