Ir al cine en fin de semana es uno de esos planazos que no pasan de moda y, que además, gusta a casi todos. No tienes que ser un auténtico cinéfilo para disfrutar de una buena película acompañada de palomitas, en pantalla grande y con un sonido que te envuelve.

Pero, ¿no os ha pasado alguna vez que, ir al cine, consigue sacarte de tus casillas?

Cuando vas al cine, pueden pasar dos cosas. La primera, la situación idílica:

-No hay mucha gente en la sala y puedes elegir el lugar en el que te quieres sentar. Buscas ese sitio en el que puedas salir en mitad de la película si tienes alguna emergencia pero, que al mismo tiempo, nadie pueda molestarte en caso contrario.

La distancia perfecta con respecto a la pantalla, así te podrás acomodar todo lo que quieras en tu asiento. Casi como si estuvieses en casa.

Empieza la película y se hace un silencio sepulcral. Nada de murmullos ni conversaciones aleatorias que te saquen de la historia. No tienes que sisear, no tienes que callar a nadie. Te concentras en lo que estás viendo y disfrutas. Ya te digo si disfrutas. Planazo perfecto.

Pero amigas, no todo es color de rosa. A decir verdad, no muchas veces se da esa situación idílica regalo de los dioses. La mayoría de las veces, casi se convierte en una pelea constante contra la situación.

La realidad del cine.

Llegas al cine y hay una cola inmensa para comprar las entradas. ¿De verdad la gente no tiene nada más que hacer y puede irse cuatro horas antes al cine?

-Cuando llegas a la ventanilla, la persona que te atiende te dice que está casi toda la sala llena y te tienes que quedar con los asientos de sobra que otros han ido dejando.

-Entras y el murmullo se alza hasta ser una lucha por ver quién consigue hablar más alto. Incluso cuando la película empieza, ese murmullo sigue ahí, como una mosca zumbando en tu oído.

Te pasas la película siseando y callando a la gente, que encima de todo, te miran mal. ¿Y sabes qué? No te has enterado de casi nada.

Vuelves a casa maldiciendo el poco respeto que tiene la gente y jurando que nunca más volverás al cine. Pero claro, eso se te pasará en cuanto veas en cartelera otra película que te guste mucho y te mueras por ver.

Así que chicas, decidme, ¿el cine es un planazo o no? Juzgad vosotras mismas, y si sois cinéfilas como yo, intentad disfrutar de la película sean cuales sean las circunstancias. Solo tened paciencia, mucha.