En estos tiempos nos hemos empapado de películas y series. y no puedo evitar ver algunos detalles peliculeros que me divierten.

  • Adolescentes típicos de instituto que dicen tener 15 años, pero en verdad tienen 30 y entradas en el pelo.
  • Chicas que después de pasar por persecuciones de coches, saltos por tejados, pasos por alcantarillas y sumergirse en océanos, siguen teniendo el pelo perfecto y el rímel sin correr.
  • Chicas normales pero capaces de correr y saltar con heridas, disparos y todo tipo de golpes en el cuerpo. Y todo sin pestañear.
  • Y además siempre duermen maquilladas y se despiertan con el maquillaje intacto. ¡Que me digan la marca!
  • Cuando se encuentran al chico que les gusta, van vestidas de punta en blanco y no en chándal, sudadas y con un moño sin peinar.
  • Y por supuesto, el chico que les gusta siempre aparece en sus casas para disculparse de ese mensaje borde que les ha enviado.
  • Y qué decir de la películas de miedo donde un grupo de adolescentes se queda en una casa y uno va solo a un sótano o a una habitación sin luz y…¡sorpresa! el asesino siempre está ahí. Suelen terminar muriendo uno a uno hasta quedarse sólo la protagonista, que seguirá en todas las secuelas de la peli. Porque el malo nunca muere…o mágicamente se reconvierte.
  • También me encantan las casas encantadas donde pasan cosas muy raras pero la familia nunca se muda. Eso sí, en el momento en que se mudan, seguro que tienen en la casa de al lado al vecino más guapo que existe en varios kilómetros a la redonda.
  • Sin olvidar esos finales felices que en la mayoría de los casos son inverosímiles.

Pero qué se va a hacer… que sigamos pasando un buen rato con este tipo de películas.

Miriam Gonzalo