Creencias irracionales: el arte del autotrolleo en 11 pasos

Es curioso cómo nos parecemos aún en nuestra forma personal e intransferible de rascarnos las costras de nuestras heridas y cicatrices.

Todos reímos, abrazamos, charlamos, bebemos, lloramos, vivimos las cosas de forma diferente pero con una misma reverberación en nuestros huesos.

Incluso compartimos formas de sentir, de cómo nos gusta lo que nos gusta y detestamos lo que no, de enfrentarnos a los demás y al reflejo en el espejo o esos auto diálogos que mantenemos en nuestras cabezas de camino al trabajo o repasando la lista de la compra.

Y es que hay que ver el nivel de trolleo que podemos alcanzar en un tête à tête con nosotros mismos…

Que levante la mano quien nunca se haya dicho o se haya visto bombardeado (las creencias no brotan como las flores en mayo, se inoculan: BEWARE) por alguna variante de estos dogmas que clasifican todo en blanco o negro, y lo demás caca.

“Necesito amor y aprobación de cuantos me rodean”
“Para ser valioso debo conseguir todo lo que me propongo”
“Los malos deben ser castigados por sus malas acciones“
“Es horrible y catastrófico que las cosas no salgan, no sean o no vayan como yo deseo o quiero”
“Las desgracias humanas se originan por causas externas y no puedo hacer nada o casi nada para evitar o controlar la pena y el sufrimiento que me producen”
“Debo pensar constantemente que puede ocurrir lo peor”
“Es más fácil evitar que enfrentarse a las responsabilidades y los problemas de la vida“
“Hay que tener a alguien más fuerte en quien confiar”
“Mi pasado es determinante de mi presente y de mi futuro”
“Debo preocuparme constantemente de los problemas de los demás”
“Cada problema tiene una solución acertada, y es catastrófico no encontrarla”

Nos saboteamos cuando culpamos al mundo, a los demás o a lo inútil que somos (que es que no vales para nada Mari) de lo putas que es todo porque quién no se enfrenta y aprende que tan válido es “reírse de” como “llorar por” uno mismo, según te lo pida el cuerpo, no podrá seguir tropezando y dejándose los dientes con la gravilla del camino; viviendo, a fin de cuentas.

No diré que hay que controlar el pensamiento, la frustración, los sentimientos, puesto que son intrínsecos y por tanto libres, pero si tratar de ser conscientes de qué parte de ellos es adaptativa y nos ayuda a avanzar y cuál es una pala con la que cavar nuestra propia tumba.

Y es que el peso intangible pero demoledor sobre los hombros no nos lo pone la situación que estemos atravesando, nos lo colocamos con nuestras propias manos bien alineadito entre los omóplatos.

Así que si te sale reír, ríe, si se te derraman las lágrimas deja que se deslicen por tu cara, ábrete una caña y permítete sentir.

*(Para más información sobre la teoría de las creencias irracionales de Albert Ellis)