Como buena amante de la lectura, son varios los títulos que han pasado entre mis manos. De todos los colores, géneros y tamaños. Y entre mis autores favoritos, hay uno que me gusta especialmente, y ese es Jorge Bucay.

Hace poco estaba releyendo uno de sus libros y se me quedó grabado uno de los conceptos que planteaba. Y es nada más y nada menos que cuando nos enamoramos y nos abrimos a la otra persona, nos estamos abriendo a sufrir, porque le damos al otro la posibilidad de herirnos.

He de reconocer que después de mucho pensar, este hecho me fascina y me aterra a partes iguales. Porque me he dado cuenta de que tiene razón. Cuando te entregas a una persona al 100%, le estás mostrando todas tus debilidades, y por tanto, le estás dando el poder de destruirte. Y no me refiero sólo al terreno de la pareja. Lo hago extensivo a todos los ámbitos de mi vida. Porque os aseguro que tengo amigas que serían capaces de hundirme con una sola frase.

Porque sí, amar puede doler. Y mucho. Amar es perder el control de tus sentimientos y darle la llave a otra persona para que juegue con ellos. Pero el riesgo no es el daño. Es la persona que lo provoca y su voluntad de hacerlo. Es saber escoger a la persona idónea a la que entregar esa llave, esa pequeña parte de ti.

Yo siempre he pensado que todas las personas que quiero tienen un poquito de mí. Sería como Voldemort en Harry Potter, que guarda un trocito de si mismo en varios objetos para ser inmortal. Pues bien, esto sería lo mismo. Sólo que decides poner un guardián para cada uno de esos trocitos y rezas con todas tus fuerzas para que no lo destruyan.

A veces te equivocarás y habrá personas que lo destruirán. Te tocará recomponer esa parte de ti que has entregado y que ahora te devuelven hecha migas. Pero por suerte, hay otras personas con las que tienes la absoluta certeza de que por mucho que pase, ni si quiera intentarán destruir ese preciado regalo que les has hecho.

¿Y entonces qué hacemos cuando amar conlleva riesgo a sufrir? ¿Nos convertimos en Batwoman y nos encerramos en nuestra fortaleza infranqueable? ¿Evitamos todo acercamiento por el miedo a sufrir? ¿Nos vamos a vivir a una isla desierta?

No chicas no. Yo soy una insensata y decido AMAR. Y con locura. Porque por el miedo a sufrir, me estaría negando la posibilidad de amar y ser amada. Y a la vez, me estaría negando a mí misma. Perdiéndome de esta forma una de las mejoras experiencias que hay en esta vida. Y yo no sé vosotras, pero a mí no me gusta perder. Así que arriesguémonos, luchemos, suframos, caigamos, pero sobretodo, amemos joder, amemos intensamente.