Cuando fui al psicólogo y casi acabo peor

Cuidao, que os voy a hacer una revelación: En la vida, a veces hay momentos malos. ¿Cómo os habéis quedado?

Y cuando eso ocurre, esos malos momentos nos desbordan y nos bloquean y en ocasiones no podemos solos con ellos y necesitamos pedir ayuda.

Yo estaba pasando por el que, aún a día de hoy sigo considerando como el peor año de mi vida (con diferencia) 

 

Me acababa de separar y, de mutuo acuerdo, decidimos que la que se iba de la casa que, hasta ese momento había sido nuestro hogar, era yo y, mientras encontraba donde instalarme, los niños se quedaban allí. 

El sitio en el que instalarme tardó en llegar y mientras pasé meses superando la ruptura, sin casa, sin mis cosas, sin poder estar con mis hijos salvo algunas tardes y completamente perdida. 

Por si esto fuera poco, en el trabajo tampoco me iba demasiado bien y me estaban haciendo un poco la vida imposible.

fui al psicólogo

Nada me iba bien. ¡Nada!

No tenía ningún pilar en el que apoyarme y, cuando veía que me estaba hundiendo, decidí ir al psicólogo. 

Como esto de los psicólogos es algo muy personal me dejé recomendar por una amiga. ¡Error!

Llegué a la consulta de Ana y era muy afectuosa (demasiado). Era todo abrazos y, a mí, que no me gusta el contacto físico con desconocidos, me hacían ponerme aún más tensa. 

Las primeras consultas fueron bastante estándar: Contar mi vida en general y hablar de mi infancia, familia, parejas e hijos en particular. 

Llegó un momento en el que Ana se puso a resoplar. Sí, sí, resoplar. 

fui al psicólogo

A ver, soy consciente de que tengo una vida “curiosa”, pero quitando el mal año que estaba pasando, no es un drama. Y que ella resoplara, despertaba todas mis alarmas. 

A medida que iban avanzando las sesiones, los resoplidos se veían acompañados con comentarios tipo: “Si es que lo tienes que estar pasando fatal…”, “si es que no me extraña que este así…”

Y yo pensando…”A ver si mi vida va a ser una mierda y va a resultar que soy tan gilipollas que no me he dado ni cuenta.”

 

Me puse a analizar y no. Me divorcié pero fue de mutuo acuerdo y seguimos siendo buenos amigos, simplemente no pudo ser. Nada dramático. 

Soy una buena madre. Mi trabajo me gusta y solo necesité cambiar de departamento para recordarlo y que todo volviera a su sitio. No tengo problemas de salud, ni económicos, tengo buenos amigos,…No. Mi vida no tenía nada de malo, pero a punto estuve, vulnerable como me encontraba, de acabar aún peor de lo que había entrado en esa consulta. 

 

Psicólogos del mundo. ¡No resopléis! Que queda un poco feo y genera inseguridades. ¡Hombre ya!

 

Burotachos