No es la primera vez que me pasa. Ni la segunda. Ni la tercera. Porque la primera vez que me pasó me lo tomé a risa, la segunda vez me dije «¡venga ya!» y a partir de la tercera empecé a preocuparme. A veces conozco a chicos en «la vida real» (sigo sin entender por qué la gente separa su vida de contacto físico con la vida de contacto en Internet… la gente que tiene esas «dobles vidas»… madre mía cómo será en las redes) que me gustan y a los que les gusto. Pero tarde o temprano tiene que salir que soy Perra de Satán. Y la cosa es que el 98% de los tíos salen corriendo.

No porque les asuste mi nick, porque a ver, soy Perra de Satán, no Cachorrilla Celestial. Es que me parecería más lógico que huyeras de mí por mi nick que evoca lo maligno que por la película que tú te montas en la cabeza cuando descubres lo que hago en las redes sociales. Porque supongo que eso es lo que pasa: que de repente ven a una tía con muchos followers, que habla con mucha gente y que, eso se creen ellos, tiene «todo a su alcance». Y se acojonan y desaparecen. 

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Y si solo me hubiera pasado una vez, o dos, o tres, lo achacaría a la estadística. Pero como me pasa CASI SIEMPRE ya empieza a joderme personalmente. Y me jode porque me quedo a dos velas, eso sí. Porque que la gente se acojone ante una cuenta con treinta mil followers me parece ridículo.

Al último tío con le que me pasó esto conseguí sacarle una frase de despedida. Sus palabras, más o menos, fueron: «si puedes tener a cualquiera por qué quieres estar conmigo, háztelo mirar, jajaja«. Como haríamos en clase de lengua, vamos con el análisis: para empezar, que formule su excusita en forma de chiste con su jajaja al final ya me parece demasiado Chandler, muy de «cuando me siento incómodo no puedo evitar intentar hacer gracia». Para continuar, yo no sé de dónde se saca la gente que tener cierta cantidad de followers te abre las piernas hasta Quim Gutiérrez. Porque me cago en la leche, ¡NO ME LAS HA ABIERTO! Ojalá, por otra parte. Pero tengo que reconocer que no, que la gente no te quiere más porque tengas más followers.

Por otro lado, qué es ese complejito de inferioridad cada vez más frecuente entre los tíos que se cruzan en mi camino. Qué es ese suponer que el resto de la gente es mejor que tú, no lo entiendo. Y para terminar, que a mí me parece lo más fuerte, ¿por qué me lo tengo que hacer mirar? YO. Me lo tengo que mirar yo. Que tú estés más acojonado que una mosca en una convención de arañas es MI MOVIDA. Pues ok.

Como me quedé bastante jodida después de que otro tío volviera a desaparecer en mi puta cara por miedo a enfrentarse a vete tú a saber qué cree la gente que me rodea en las redes sociales, empecé a darle vueltas al por qué de todo esto. Por qué un perfil en Twitter puede llegar a influir tanto en la actitud de una persona y por qué la mayoría de la gente cree que tener más followers es sinónimo de éxito en todos los niveles de la vida.

Porque si eres de los que hace una clara división entre «la vida real» y «la vida en Internet», no sé cómo puedes, entonces, suponer que haber tenido éxito en Internet me convierte en LA REHOSTIA en la vida real, en una persona que lo tiene todo. Y si diera la casualidad de que también fuera yo una persona con un éxito sin precedentes en cualquier ámbito que manejase, por qué eso te tira para atrás.

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Cuando yo conozco a una persona que ha tenido éxito (también habría que definir muy bien lo que es el éxito para cada uno, porque claro, seguramente también el 98% de las personas se crean que el éxito solo es suerte) lo que me genera es curiosidad, no miedo o rechazo (exceptuando a Dalas). Cuando considero que alguien tiene éxito me gusta pensar en por qué lo tiene, qué ha hecho para conseguirlo, y por supuesto que me gustaría estar a su lado, porque, evidentemente, algo ha sabido hacer bien. Aunque ese algo haya sido enamorarse de un torero.

Pero lo que no quiero es tener que plantearme si mis redes sociales me están IMPIDIENDO tener relaciones amorosas o sexuales, porque menuda mierda, la verdad. Este es mi argumento porque no soy capaz de elaborar otro mejor: menuda mierda que tenga que ver marchar a un tío tras otro porque soy Perra de Satán.