Cuestión de experiencias: el posparto contado por diferentes mujeres

 

Que las mujeres somos cada una un mundo es algo que sabemos y respetamos. Nuestras relaciones son únicas, nuestros embarazos incomparables y, por supuesto, la maternidad no iba a ser menos. Tras el parto, llega uno de los momentos más complicados en la vida de una mujer. Pertenecí a un grupo de ayuda donde quedó patente que cada una de nosotras era tan distinta como extraordinaria. ¿Y tú? ¿Cómo viviste tu posparto? 

La que está jodidísima

Ella da dos pasos y se desmaya. Le duele desde la uña del pie hasta el último cabello de su despeinada melena. No duerme bien, no se puede ni sentar sin ayuda de un cojón que amortigüe la tensión de los puntos. Si eres la amiga sin hijos, con su compañía te quita las ganas de maternar

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La del estornudo 

En contraposición a nuestra amiga “La jodidísima”, encontramos a la que se siente radiante. De un estornudo ha parido a un rollizo bebé sano y en menos de 24 horas ya le han dado el alta. Está estupenda la tía. Ni un punto. Ha recuperado hasta su tipín previo al embarazo. En lo que pronuncia la palabra “pilates” la tienes en el gym dándolo todo con la clase de hipopresivos.

La de las hormonas

Canta, ríe, bebe…, como el villancico. Y llora. Y tanto que llora. Lo mismo se está descojonando de ver su pareja cambiar el meconio al recién nacido como que se angustia comiendo sopa. Es totalmente imprevisible. A veces, incluso, mezcla el llanto con la alegría y termina por confundirte aún más. 

Dentro de esta tipología de mami, encontramos a la intensita: quiere y odia por igual. Adora a su bebé, pero por instantes no soporta a su marido; otras veces, lo adora. La suegra metiche que le coge al bebé sin permiso también suele alterar su volátil estado de ánimo.  

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La exigente

Ha parido y está convencida de que se merece lo mejor durante las 24 horas del día. Un hotel de cinco estrellas con todo incluido sería poco para ella. Quiere jamón del bueno, no la “mierda” que le trajiste de marca blanca. “Coño, joder, que no te enteras”, asegura. Se vuelve tirana, agotadora para su entorno. 

La que te lo cuenta con pelos y señales

O, lo que es lo mismo, con vídeos y fotos. Tiene un reportaje completo de su parto y pretende compartirlo contigo. Contrató a profesionales para crear ese recuerdo inolvidable, con expulsivo incluido en el menú que anhela que tú vivas con la misma intensidad que ella. 

La que rechaza el sexo (o al menos, más hijos)

Escandalizada por la experiencia, preguntándose si algún día volverá su cuerpo a la normalidad previa al embarazo y el parto, esta compañera nos asegura que, aunque quiera mucho a su pareja, a ella no la vuelte a tocar: “No pienso tener más hijos”. El temor a un nuevo embarazo, la bloquea por meses, con una libido en niveles mínimos. 

La que quiere otro YA 

Y lo mismo que existe la mujer que no quiere saber más acerca de posible descendencia futura, aparece la que aún no ha salido del hospital y ya está pensando en el próximo embarazo. Todo ha sido tan precioso, tan bonito… que lo quiere vivir y revivir una y otra vez. 

 

Yo sufrí depresión posparto que, sumado al cóctel de hormonas, el abandono prematuro de una lactancia materna dolorosa y una suegra muy pesada, me condicionó las primeras semanas de maternidad.

¿Y tu posparto? ¿Cómo fue? 

 

María RM