Así rezaba el tweet que el pasado jueves 18 de abril colgaba el humorista en sus redes sociales:

https://twitter.com/DavidSuarez_V/status/1118813887011393541

Mira, señor Suárez, se me pasan muchas cosas por la mente cada vez que releeo tu tweet. Muchas, créeme. Me acuerdo de mi primo Miguel, que es un ser humano maravilloso y con muchas babas de esas que tanto te gustan, pero ya quisieras tú tener la mitad de babas que mi primo y un cuarto del corazón tan puro que tiene él.

Sobre si el humor tiene límites o no, no me voy a meter en profundidad porque podríamos pasarnos horas debatiendo. Para mí el humor es un instrumento, al igual que la ciencia o la religión. Los límites los ponen las personas que los utilizan.  Si no todo vale en la ciencia, ¿por qué sí en el humor? Así que déjame decirte que no, el humor no tiene límites, pero tu estupidez tampoco.

Entrar en tu perfil produce una mezcla entre náuseas y confirmación de que la imbecilidad (y la moral) de algunos especímenes como tú, no tiene límites:

Por suerte, entre tanta paja siempre se encuentra oro y es que la carta que te ha dedicado el periodista Ramón Pinna
me parece brillante, así que en el caso de que te la hayas perdido, voy a tener la amabildad de copiarte un pedacito:

Verás David, quizás te resulte difícil de creer, pero el hecho de tener un cromosoma más no les resta un ápice en su capacidad para poder vivir una sexualidad plena.

Es cierto que quizás hay que sembrar con más paciencia en ellos esos valores que todos procuramos para nuestros hijos, de entre los que destacan el de la dignidad y la autoestima. Como lo ignoras, te amplío un poquito el campo de visión para contarte que estas personas, una vez consolidan los valores, resultan mucho más estables y consecuentes que la media, y por lo tanto menos dados a la posibilidad de mantener relaciones con personas tan «sexualmente visionarias» y tan «elocuentes» como tú.

David, déjame por fin que me la juegue y te hable de la inteligencia.

Nuestros hijos con Síndrome de Down, presentan un déficit de capacidad para el entendimiento abstracto de determinados conceptos (¡ojo, que no son los únicos!) que les condiciona una transición sencilla entre lo concreto y lo general, ¿me sigues todavía?. Uno de ellos podría ser la inteligencia.

Sin embargo, y no se sabe muy bien por qué motivo, estas personas están dotadas de una súper capacidad que les permite vivir la praxis de la finalidad última de la inteligencia humana: alcanzar la felicidad.

Podría hacer muchos, muchos chistes sobre ti. Sobre como esos 149 caracteres han supuesto tu despido, la actitud de cobardía (porque es muy fácil hacer humor a costa de otros, pero eso ya de dar la cara es harina de otro costal) pero voy a tener más educación, David, y me voy a callar, creo que te retratas muy bien tú sólo.

Imagen de portada: Cribeo