Hace unas semanas y a cuento de esa inquietante herramienta de Facebook «Personas que quizás conozcas» me he reencontrado con algunos chicos que conocí en Tinder, con los que la cosa no llegó a más que un par de líneas de pura cortesía y el tiempo, como el río, los arrastró a la corriente del desinterés y bueno…ahí quedó. Lo curioso es que tanto los reconocí yo a ellos, como ellos a mi y alguno me escribió algún mensaje para saludar y «refrescar» mi memoria, y por qué no, probar suerte de nuevo.

Cuál es mi sorpresa al tener la siguiente conversación con uno de ellos:

Respeto0: Vaya vaya…

Medea: Vaya vaya …Qué tal caballero?

(Dos días después a las 9.32 de la mañana)

Respeto0: ;)

Medea: Jajajaja conversaciones profundas las nuestras jajajaja

Respeto0: Sabes?…Me apetece correrme para ti…

Medea: Zaaaaaasca!!!

Medea:…..Haz lo que te plazca hijo, pero no me lo cuentes.

Respeto0: Oyeme

Medea: Para ser las 9.28 de la mañana, sin conocernos de nada y esa es tu frase de buenos días??, entiendo que mi cerebro no te interesa una mierda y vas tirando más por lo sexual, chachi por ti, pero yo paso. Eres así con todas las chicas?Porque me has dejado a cuadros??

Respeto0: Me apetece ctg ahora. Lo siento.

Medea: A mi me gustaría tener un avión. Y mira, no te lo he pedido, porque es raro y no te conozco y pensarías que estoy loca.

Respeto0: Lo sé. Y lo entiendo.

Medea: Es cuestión de saber estar

Respeto0: Pero me apeteció mucho. Pensando en ti. Una locura.

Medea: Si me vieras en un bar me lo dirías?

Medea: En fin, cuídate. Incompatibilidad demostrada contigo nivel 1000. Alucino. Que te vaya lindo con todas las chicas a las que les dices que te apetece correrte para ellas.

Respeto0: Mr. Irny

Medea: Madre mía como estamos. Espero que tú te entiendas porque lo que es yo, no.

Respeto0: Ok. Yo tampoco. Pero sigo con ganas!!

Medea: Estás fatal!!En serio!! Mírate eso!!

Respeto0: Jajaja. Yaaa pero me apetece que me oigas. No sé peke!! Me muero de ganass!!

Medea: Peke?? O.O Pero no entiendes que un no es un no?? No cuentes conmigo

Respeto0: Vale vale

Medea: Escríbele a otra. En serio, me dejas flipando. Pareces por las fotos un tío normal, pero estás fatal.

Respeto0: Perdona pero me apetece mogollón no sé.

Medea: Eres el típico que piensa que internet te da la impunidad para dirigirte a una desconocida y decirle que quieres correrte para ella. Te lo he pedido? No. Entonces?

Respeto0: Ok. Sorry. En serio

Medea: Tu forma de interactuar con las mujeres deberías mejorarla. En mi caso me has dejado en shock.

Respeto0: Me equivoqué. Pero fue un impulso, en serio, no sé, porque soy normal pero me apeteció.

Medea: Somos adultos y personas y controlamos nuestros impulsos animales para mantener el orden. Si me apeteciera asesinarte, sería un impulso tb, sé que el ejemplo es exagerado, pero viene al caso. Siento que me haya tocado ser tu punching ball sexual.

Respeto0: Lo sé. Cierto

He aquí la prueba palpable de que el mundo se ha vuelto loco. Este tipo no es el primero ni el último que, por desgracia, vuelca su frustración de esta manera tan irrespetuosa.

He ahí que lleve ya tiempo pensando en el por qué de que estas cosas pasen, y en cómo expresarlo sin sonar feminazi ni mojigata y que se logre entender mi frustración. Es un tema controvertido que mezcla temas tan vitales como la educación, el respeto, los valores como hombres y mujeres, el sexo y los límites entre lo que está bien y lo que no. Pero…esto es lo que opino tras muchas experiencias, conversaciones y cierta investigación.

Adoro el sexo. Como todo el mundo. Para mi es como respirar y me gusta más que a un tonto un lápiz (aunque mi mundo no pivote sobre este único punto), pero…es cierto que con la edad, la chispa que me hace calentarme ha cambiado y creo que a mejor. Como decía Mariela Villanueva en su escrito Soy Sapiosexual, va el asunto de conexiones más profundas en niveles que, a veces, superan con creces la pura atracción física. Todos hemos pasado épocas en que las prioridades eran diferentes, pero este es mi momento y son mis apetencias. Tal y como me acepto con algún kilo de más, alguna arruga que se asoma por mi rostro y las manías que se establecen en mi vida, debo aceptar que sé lo que quiero y que no me vale cualquier cosa.

A este tío desagradable podía haberle dejado compuesto y con su erección sin decirle ni media palabra, pero ya estoy cansada de que un elevado porcentaje de hombres, en cualquier tipo de red, se dirijan a mi en esos términos sin provocación mediante, casi como carta de presentación. Me los imagino como en la jaula de los monos en el zoo, mirando por el cristal y masturbándose con fruición como si no hubiera un mañana. ¿Por qué una conversación informal y virtual debe desatar los peores instintos? ¿Por qué un hombre aparentemente normal tiraría de esta actitud para conseguir sexo?

Mis conclusiones son las siguientes:

1. Lo han hecho antes y les ha funcionado.

Si eso es cierto, me avergüenzo de mis congéneres. Independientemente de que cualquier práctica entre dos adultos, siempre que sea consentida por ambos, está genial, no considero esto un acto sexual consentido. Como bien le dije,….¿¿lo haría igual si yo estuviera en un discoteca?? ¿¿¿A que si lo hiciera sería un pervertido??? Y si insistiera como ocurre en este caso…¿No sería acoso sexual?.

2. Tienen un problema mental que les convierte en sociópatas carentes de cualquier sentido del civismo.

Si es así, no hay nada que hacer. Lo sospechoso de esta opción, es lo contagiosa que es. Hay una plaga de hombres con la educación y el respeto a niveles de enfermedad mental.

3. Personas del sexo opuesto les han hecho lo mismo y consideran que ellos también pueden hacerlo/ Otros como ellos lo hacen y tienen éxito.

Jamás de los jamases me dirigiría a un desconocido con esos requerimientos. Al menos yo. Imagino que en nuestro bando hay mujeres igual de irrespetuosas y desequilibradas, pero tiendo a pensar que somos menos. Más que nada gracias a esa mala educación recibida y percibida, en la que somos la parte débil en lo que a nuestros instintos sexuales se refiere. Digamos que en el sentir popular (cosa que me horroriza) si te insinúas a un chico y eres manifiestamente sexual, eres una buscona de tal calibre que se olvidan de pensar en ti como futura pareja o algo más serio. Ni digo que todos piensen así, ni de que yo, por esa teoría, deje de hacer lo que creo oportuno respecto a mi sexualidad, pero está ahí como trasfondo.

Creo que se ha perdido el respeto a niveles básicos. Estamos en la era del «todo vale», de coger lo que queremos cuando nos da la gana sin importarnos que, con quienes interactuamos son personas, oiga!! Tendemos a decir lo primero que se nos cruza por la cabeza sin medir las consecuencias, porque somos así y los demás deben aguantarnos como somos. Y yo me niego y en la medida de lo posible peleo contra ello.

Me niego a admitir ciertas expresiones, cierto lenguaje soez hacia mi físico al que no he dado pie. No lo consiento ni virtualmente ni en persona por parte de conocidos o de desconocidos. Soy de las que responde ante el «acoso callejero» o «piropo» como les gusta llamarlo a los que lo ejercen sin miramientos. Soy y seré de las que lucha activamente por concienciar a los hombres de mi entorno que no somos «cosas» sobre las que volcar sus mal llevados instintos. Y no dejo de insistir en que podríamos ser sus hermanas, madres o hijas.

No me gusta hacer dramas, pero esto es mucho más serio de lo que parece, ya que el daño que supone consentir que estos hombres sobre los que hablo (y algunas mujeres también) campen a sus anchas, agachando la cabeza o ignorándolos ante estas faltas de respeto continuas, va a dejar un panorama muy desalentador a las generaciones venideras. Y no lo digo yo porque esté especialmente concienciada, es que ya está presente en las estadísticas de violencia de género que recogen los datos entre adolescentes y jóvenes.

Sin contar, claro, con la actitud defensiva y escéptica que adquirimos las mujeres, perjudicando seriamente a los hombres educados, respetuosos y con valores que se nos acercan. El daño, como es evidente, se produce en múltiples aspectos que nos empobrecen sin remedio.

Conclusión:

Como decía Aretha Franklin solo quiero un poquito de respeto y, por supuesto, no sentirme mal por quererlo.

YouTube video