Hoy ha vuelto a pasar. No es nada nuevo bajo el sol, lo sabemos. Internet está lleno de comentarios innecesarios y la cuenta de Instagram de WeLoversize no es una excepción.

Leemos tanta mierda diariamente que el 90% de los comentarios de odio nos entran por un oído y nos salen por el otro. Pero entonces pasa algo como lo que acabamos de ver, y estamos obligadas a reflexionar un poco más allá.

Martes, 9 de la mañana, publicamos un vídeo divertido sobre un complejo que a muchas nos lleva por la calle de la amargura: tener las tetas caídas.

 

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Los comentarios de las mujeres agradeciendo el contenido no se hacen esperar. La mayoría se ríen y aseguran sentirse totalmente identificadas. A veces la mejor forma de atajar un complejo es aprender a reírse del mismo, ¡genial!

Y entre todos los comentarios de apoyo, un hombre comenta que vaya mierda, que por mucho que digamos las tetas caídas a los hombres no les gustan.

Para nosotras, pues un comentario de señoro sin más al que respondemos con sorna y el día continúa, hay muchas chicas que nos necesitan. El señoro nos deja de seguir, elimina el comentario porque otras usuarias empiezan a confirmarle lo innecesario de su ‘opinión’ y ahí se habría acabado la cosa de no ser porque recibimos esto en nuestro inbox.

Ojalá la persona que dejó el comentario inicial lea este post. Ojalá lo lean todos y todas las que creen que su opinión es inofensiva y que no tiene ninguna importancia.

De verdad no somos conscientes de cómo nuestras palabras negativas afectan a las personas que hay detrás de la pantalla. ¿Ha merecido la pena hacerte el chulito 5 minutos a cambio de que una mujer que trabaja en sus complejos vuelva a la casilla de salida? ¿De verdad crees que al mundo le interesa cómo te gustan a ti las tetas? 

Porque habrá quien diga que la opinión de un desconocido no debería afectarte. Y bueno, cuando tienes la autoestima fuerte es así, pero no todo el mundo la tiene. Y a lo mejor hay chicas que tienen TERROR a desnudarse porque les han dicho que los pechos caídos son feos y a los hombres no les gustan. Y ese comentario viene a validar toda esa mierda contra la que luchan.

Y esto es un ejemplo, pero vivimos rodeadas de ellos. Esta misma semana las redes se han llenado de risitas y artículos sinsentido acerca del ‘cambio físico radical de David Cal’. OH VAYA, un tío que cumple años y engorda, jamás se me habría pasado por la cabeza que eso pudiera pasar. Como si tú que comentas mierda tuvieras la misma cara que hace 20 años.

 

Que ojalá Cal se lo esté tomando con humor, porque no le queda otra en vista al chaparrón que le está cayendo. A los que rajan sobre su ‘cambio’ y su peso, poco les importa cómo gestione ese odio el que lo recibe. Son más importantes las risitas y los likes que la salud mental de alguien a quien humillas públicamente sin miramientos.

Y en eso nos hemos convertido. En una sociedad a la que le cuesta horrores empatizar y que se esconde detrás de dispositivos electrónicos para amargarle el día al de enfrente. Como si eso fuera a hacer que tu triste vida duela menos.

Una pena.