De cuando el profesor de baile latino me acabó comiendo el chumino

(Relato escrito por una colaboradora basado en la historia real de una lectora)

A mí me gusta bailar, pero no bailo bien. Y tampoco es que me importe. Bailo a la mínima ocasión porque me divierte un montón y porque, como dice mi madre, nací sin miedo y sin vergüenza. Así que me apunté a esas clases por mi amiga. Porque a ella le hacía ilusión ir y porque así pasábamos un rato juntas un mínimo de dos veces por semana. Me daba igual dónde fueran las clases, lo que costaran y quien las impartiera, lo que ella eligiera estaba bien. Y escogió una academia a medio camino entre su oficina y mi casa, para que ella pudiera llegar puntual y yo regresar pronto al acabar la clase.

O eso fue lo que me dijo al principio, porque al final terminaría confesando que la logística tuvo casi tanto peso como las ‘cualidades’ del monitor. Vamos, que de las tres academias y el gimnasio a los que fue a preguntar, el profe más guapo era el del sitio por el que se decantó.

Y es que el hombre era mono, monísimo y majo, majísimo. Además de supergay. Mi amiga decía que ni de coña, pero a mí me lo pareció desde el momento en que le vi poniéndole las manos en las caderas a una mujer mayor que no dejaba de piropearlo y tratar de organizarle una cita con su hija. Y nos quedó cristalino a ambas cuando, en la segunda o tercera clase, le respondió a la misma señora que no creía que a su novio le pareciera bien que fuera a citas. Recuerdo pensar que tanto mejor, así no nos distraíamos ni nos poníamos nerviosas con el chaval.

Total, que llevábamos como un par de meses dándolo todo en las clases de baile latino cuando, una noche, salimos de farra mi amiga y yo y ella va y triunfa. Se empieza a enrollar con el chico en cuestión y yo me quedo en la barra con mi copa y acumulando las fichas que me empieza a meter su amigo. El chico estaba insistente y yo tenía tan pocas ganas de lidiar con él como de ir a interrumpir a mi amiga para decirle que me piraba.

 

De cuando el profesor de baile latino me acabó comiendo el chumino

 

Entonces me giro un poco y veo que se está acercando a la barra el profesor de baile. Le sonrío, me sonríe. Me viene la inspiración. Le digo al de al lado que acaba de llegar mi novio y me tiro hacia el monitor con una efusividad que ni que de verdad estuviera saliendo con él. Me recibió con cierta rigidez, pero le grité al oído que me siguiera la bola y lo captó rápidamente.

No me daban un morreo así desde el instituto. Y yo pensando ‘Lucía, amor, no flipes. Recuerda que es gay y que se supone que los dos estáis fingiendo’. Porque, madre mía, lo mismo además de profesor de baile, también era actor, pensé también. Yo no soy actriz, pero la noche me confundió y, para no quedar en evidencia, y porque me estaba rentando cosa mala, seguí morreándome y frotándome con el monitor como si no hubiera un mañana.

Entre medias me tomé una copa más, luego otra y… en algún momento salimos del local y nos metimos en su coche. Era un Seat León con las lunas traseras tintadas, muy apañao para lo que nos pusimos a hacer dentro. Porque, cuando me quise dar cuenta, estaba despatarrada en el asiento trasero y con el profesor de baile latino entregadísimo comiéndome el chumino. Justo después de correrme como una loca, recordé que ese chico tenía novio. Me incorporé toda enfada con él y conmigo misma, y le pregunté qué coño hacía. A ver si se creía que era yo un sujeto de pruebas o algo. Él empezó a descojonarse de la risa, me dijo que no tenía novio ni novia y que no era gay. Que se hacía pasar por homosexual en clase para evitar que le entraran las alumnas.

 

De cuando el profesor de baile latino me acabó comiendo el chumino

 

Yo no sé si me molestó habérmelo tragado, la posibilidad de que estuviera mintiendo otra vez, o que se lo tuviera tan creído. Pero estaba tan rabiosa que el cabreo no se me fue. Sino que cogí mis bragas de la alfombrilla, entré a avisar a mi amiga y me marché a mi casa toda digna y aun más satisfecha. A clase de baile todavía no me he atrevido a volver.

 

Lucía

 

Envíanos tus movidas a [email protected]

 

Imagen destacada