¿De dónde eres?

 

Nací en Venezuela y llevo muchos años en España. Muchos. Tengo una hija nacida aquí, un trabajo estable, amigos confiables, un piso que me gusta… y hasta un lugar favorito para vacacionar.

Sin embargo, sigo haciendo una que otra vez arepas para cenar, escuchando a Oscar d’León y a Simón Rodríguez cuando me pongo nostálgica, algunas veces me sale del alma mi buen “qué chévere”, y quizás porque aún conservo algo de mi acento y por mi piel tostada, sigue habiendo quienes me preguntan de dónde soy.

Y entonces, sin importar cuántas veces me haya enfrentado a esa pregunta ya, vuelvo a cortocircuitar un poco.

“¿De dónde eres?”, ¿de dónde soy…?

Bueno, nací en Venezuela y no podría estar más orgullosa de esas mis raíces tropicales, avispadas, dulces y fuertes… Mas llevo ya un tercio de mi vida viviendo en España, país al que amo con la cabeza y con el alma y al que le conozco los olores, los sabores, los colores, las luces y las sombras. Sin embargo, me siguen preguntando de dónde soy.

Pues mira, no te sabría decir en qué porcentajes soy de una y de otra, pero lo que sí puedo decir con certeza es que las dos caben en mí.

hogar

Y vaya si caben, que hoy por hoy siguen tejiendo lo que soy conforme crezco, porque aunque ahora me alimento desde el suelo de la segunda, de su sol y de sus aguas, mis raíces siguen siendo las de la primera y por tanto las flores que doy son el resultado de esa mezcla maravillosa entre ambas.

Qué curioso, ¿verdad?, lo de sentirse parte de dos tierras y a la vez no completamente de ninguna; lo de no terminar de ser de aquí y tampoco de allá; lo de que fuese como si te arrancasen parte del alma si te quitasen a una o a otra; lo de cantar un flamenquito y a la siguiente ponerte a bailar merengue.

 

¿De dónde eres?… Esa pregunta siempre me recuerda que ya es como si no perteneciera a ningún sitio; me la suelen hacer tanto extranjeros como españoles y también algún venezolano. “¿No me sientes como parte de ti?”, pregunto para mis adentros cuando es un español; “¿No me reconoces?”, cuando es un venezolano.

 

Porque es que eso de la identidad, del sentido de pertenencia, tienen lo suyo, siendo que si la identidad se define como un “conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.”, según la RAE, a mí, ¿Qué me identifica?, ¿Qué me caracteriza? …¿De dónde soy?

hogar

Yo creo que esto es algo que nos pasa a muchos de quienes emigramos, que llegamos a un punto en el que tenemos de todo y de nada a la vez, ¿no?

Y todos sentimos la necesidad de pertenecer a algo: a una familia, a un grupo de amigos (por reducido que sea), a un colectivo, a una causa, a unas creencias, a una nación. El pertenecer a algo, el identificarnos con algo, nos hace sentir más fuertes, respaldados, y nos ayuda a conectar, paradójicamente, con el individuo que somos dentro de todo aquello, aunque también podría llegar a ser peligroso si eso nos hace que jamás terminemos de asimilar a aquellos que han estado conviviendo y luchando hombro a hombro con nosotros sólo porque alguna vez llegaron desde otro lugar.

Hay rasgos y características que nos distinguen de los demás, lo cual es maravilloso, pero resulta que cuando emigras, las líneas se empiezan a desdibujar hasta que con el tiempo pueden llegar a volverse incluso ilegibles, así que:

¿Cómo responder a la pregunta de que de dónde es una, sin quedarse a medias o sin por el contrario ponerse a filosofar como lo estoy haciendo yo aquí ahora?

¿De dónde eres? En lo que a mí respecta, si digo que soy de España, siento que estoy traicionando a Venezuela, y si digo que soy de Venezuela, tampoco me siento por completo identificada.

Tengo un amigo, muy crack él, que ante esta pregunta suele responder con un “De un lugar lejano y desconocido.”, lo cual me acaba de dar la idea de que mi contestación podría ser un “De algún lugar de la mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…”, pero no, porque eso quedaría muy castellano y no sería tampoco inclusivo con mi parte latina.

En resumen, que esto es algo con lo que siempre cargamos, y mientras, yo, crisis existenciales aparte, me pienso seguir disfrutando a tope todas esas características que hoy por hoy viven en mí, las de siempre y las más recientes, todas por igual.

Lady Sparrow