Di positivo cuando mi chico casi se mata. (II)

 

Lee aquí la parte 1

 

-Oye, ¿tú quieres ser papá?

Un abrazo, un beso en la frente y la certeza de que, tomase la decisión que tomase, él estaría a mi lado. Y sinceramente, es lo único que necesitaba en ese momento. Y ahora, echando la vista atrás, recuerdo ese instante como aquel que me dio fuerzas. Y yo, junto con mi pareja, mis padres y mi entorno cercano, tenía que tomar una decisión. Una decisión que ya había tomado mi corazón antes de lo que me pensaba.

Nada de lo que hicimos después fue fácil, pero estoy segura de que en ninguna maternidad lo es. Nosotros tuvimos que ir construyendo unos cimientos que aún estaban en obras. Y tuvimos que posponer planes que aún tenemos en stand by. Pero conseguí un trabajo, conseguimos un alquiler y un piso que es nuestro hogar, mi chico acabó dejando más adelante los camiones y hemos creado una familia. Una familia que lleva los apellidos de los dos y una historia de esfuerzo por cada rincón de nuestra casa. 

No esperaba a ese bebé, pero estoy segura que él estaba ahí y llegó en ese momento justo de nuestras vidas por algo. Vino a darme fuerza y a darle un nuevo giro a una vida que estaba demasiado vacía sin él. Vino a darme luz, a sacarme de una monotonía y unos hábitos que no eran los que realmente buscaba, pero que tampoco tenía la fuerza suficiente como para salir de ahí. A veces creo que vino para salvarme, para hacernos mejores personas.

Hemos pasado por baches mi chico y yo, hemos tenido que solucionar problemas a marchas forzadas. Pero lo hemos hecho juntos, hemos crecido de la mano y nos hemos amado con locura. Nos hemos vuelto a enamorar, así en resumen. 

La maternidad es preciosa a la par que agotadora, enriquece a la vez que arrebata y te pone a prueba todos los días. Bebé ya anda por casa, ha pasado ya ese periodo de prueba que es el primer año y las aguas parecen calmarse un poco. El posparto a ratos se va y veo luz, esa luz de la que hablaba antes en los ojos oscuros de mi hijo cuando me mira. Y cuando me sonríe sé que mi corazón tomó la decisión correcta. Cuando le veo en brazos de su padre dormido sé que él también lo ve. Y cuando mis padres juegan con él como si tuviesen la energía de dos críos también saben que su apoyo mereció y merece la pena.

Porque mi pequeño ser de luz da vida, ser su madre es un reto y mi caos a veces se vuelve un completo desorden que unas manitas quieren descolocar. Pero que a la vez, no sabe aún cuanto ordena y da sentido a todo. Una completa contradicción, pero nuestra mejor decisión, nuestra prioridad, nuestro proyecto común.

 

Whirlwind