Y es que es así, toca asumir que si de normal lo tenemos jodido, ahora se nos plantea prácticamente imposible la cosa. Yo soy de las que dice que no quiere novio, que no necesita un hombre en su vida y que tener pareja es algo que está sobrevalorado, pero también os confesaré algo: siempre estoy a la espera de encontrar a alguien y enamorarme. Así soy yo, lo quiero todo y no quiero nada a la vez.

Le he dado ya siete vueltas y media al tinder de mi zona, he dado con un par de chicos que realmente sí, merecen la pena, al menos detrás de una pantalla. Conversación fluida, interesante, sin rastro de machismo, homofobia o racismo así a primer golpe de tecla. ¿He quedado con alguno de los dos? No, mis amores, no lo he hecho. ¿Por qué? Pues porque me rallo muchísimo. Al final es quedar, los dos con mascarilla, sin posibilidad de contacto físico y si entran las ganas de saltarse las normal luego me siento fatal porque tengo contacto directo a diario con personas de riesgo. Así que nada aquí estoy, viéndolas venir. Hablando por hablar.

Luego está la opción de conocer a gente en persona, la cual también es inviable. El otro día fui a una terracita a cenar con mis amigas, dos mesas al lado de chavales de nuestra edad, con buen porte, de buen ver, gritándonos movidas para intentar entablar conversación. ¿Tenían buena pinta? Definitivamente. ¿Accedimos por ello a sentarnos con ellos y darles nuestros números? No, queridas. Nos ha dado por ser responsables de verdad y qué mal lo estamos llevando.

¿Tiramos de agenda? Tiramos de agenda. He vuelto a hablar con mis dos ex, con los dos. ¿Para qué? Pues para hacer leña del árbol caído, porque pa otra cosa no ha sido. Bueno sí, para reafirmarme en que hicimos estupendamente en alejarnos, porque vaya cuadro. Yo sigo siendo yo y ellos siguen siendo ellos. ¿Era de esperar? Desde luego, pero aquí intentamos hasta la última bala, no vaya a ser que se nos escape algo que resulta que teníamos a mano y valía la pena.

¿Me queda alguna opción de la cual yo no sea consciente y vosotras tenéis la clave de la felicidad amorosa? Por favor, compartid con vuestras hermanas vuestros secretos, porque yo de verdad que no sé ya qué hacer.

Que repito que yo nunca he sido de querer enamorarme, pero es como que desde que no puedo, pues tengo más ganas. Esto es como lo de la manzana prohibida. ¿No me dejas morder? Pues me la quiero comer entera. De verdad que tengo la sensación de que cuando se acabe todo esto me voy a lanzar a los brazos del primero que pase y me parezca mono, me apetece TANTO besar, tocar, sentir, vivir cosas nuevas… Ay señor, qué mal me está sentando el encierro.