DIME QUÉ BEBÍAS Y TE DIRÉ QUIÉN ERES

Señoras, señoritas y demás presentes… ¿de qué equipo sois vosotras? Team cerveza, calimocheras, de vodka, agüita del grifo… Aunque no lo parezca, es algo importante porque existen estudios rigurosos realizados por La Universidad todopoderosa de mi santo chumino que demuestran la relación directa entre lo que bebías en tu juventud y la persona en la que te has convertido. Os ruego no menospreciéis estas conclusiones que tantas horas de cagar, habiéndome olvidado el móvil, me han llevado. 

Empecemos analizando los hábitos grupales. Existían dos grupos:

Los tradicionales (y con pocos recursos). En los que o eras de calimocho o eras de cerveza. No había más. Si no te gustaba te aguantabas. Y como fueras la única a la que le gustaba solo una de las dos, estabas jodida, se te reducían las opciones al 50%.

Los innovadores (y los que más paga tenían). Estos jugaban en otra liga. Tres o cuatro licores diferentes… varios refrescos distintos para mezclar… vasos… (hielos no, no flipéis) Y como fuera el cumple de alguien, tenían hasta pajitas.

De los primeros ha salido toda una generación de gente práctica, resolutiva, que se deja de hostias. 

En cambio, los segundos se han convertido en artistas, bohemios, pensadores…

Pero no os penséis que este riguroso estudio se queda en la superficie, analicemos ahora más en profundidad cada caso concreto. Busca qué bebías y te diré quién eres. ¡Esto es más fiable que el horóscopo nena!

Calimocho: Las amantes del calimocho saben bien que receta solo hay una. Vino y Cocacola. El vino como si lo has hecho tú en la bañera de tu casa, pero mezclado con Cocacola. Ni Pepsi, ni Pricacola, ni sucedáneos por el estilo. Así que, si eras calimochera, te has convertido en la abogada de las recetas tradicionales. Ejemplo: ¡La tortilla con cebolla! Si viene alguien a casa a quien no le gusta la cebolla es que se la pones hasta por encima. Y te pasas toda la velada repitiendo que la tortilla así está de puta madre y que sin cebolla no hay quién se la coma. Si eres de Valencia, el alioli que hacemos el resto de mortales te provoca la misma reacción. “¡ESO NI ES ALIOLI NI ES NADA! ¡ESO ES MAYONESA CON AJO!”

– Cerveza: ¡Qué gusto ser amante de la cerveza! La encontrabas en todas partes y en todos los formatos. Rubia, tostada, negra, botellín, caña, caña larga, jarra, zurito, corto, tercio… Jamás ha habido un bar en que no te sirvieran una cerveza. Eras una privilegiada. Así que ahora eres la típica que ante cualquier mínima adversidad pones el grito en el cielo. La cola del super siempre es la más larga… y la cajera la más lenta… Cuando vas al médico te toca esperar más que a nadie… Si llueve cuando has colgado la ropa te supone un drama que ni Marco buscando a su madre… Nena, supéralo. Si pudiste ir de botellón bebiendo cerveza caliente, puedes con esto y con más.

Orgasmo, Malibú piña, Vodka con cosas: O lo que vienen siendo los combinados light. Entraban suave, pero pegaban fuerte. Si bebías esto eres de las que las mata callando. Entras con un “¿Qué tal? Cuánto tiempo sin verte…” y en tres frases ya le has restregado todo lo que tienes, lo que vas a tener y lo que esa persona no tendrá nunca, pero sin saber cómo termina dándote las gracias. (De hecho, este texto te está pareciendo una mierda y me lo harás saber en comentarios. Gracias)

– Whisky, Ron, Ginebra …: Aquí los combinados de mayores. Los que rascaban al pasar. Entraban fuerte y subían aún más fuerte. Si estás en este grupo eres una tía dura, con aguante. Te pueden decir lo que sea que tú ni te inmutas. Parece que a ti nada te afecta. Eres Ironwoman. Pero cuidado… porque te vas cargando… y cuando revientas… ¡QUE SALGAN TODOS CORRIENDO! Chica, igual había que dosificar un poco ¿no?

– Agua: Si el agua la pedías después de haber potado, no vale. Si ibas a agua porque en realidad ibas de otra cosa (guiño, guiño) tampoco vale. Y si pedías agua porque sí, solo te diré una cosa: ¿sabías que el agua en el baño era gratis? No hay más preguntas señoría. Y hoy en día eres esa persona que, si le devuelven de más, se lo dice a la dependienta. Nunca jamás ha pesado mal la fruta. No se cuela en una cola ni aunque pierda un vuelo al caribe. Y sobre todo… no usa filtros de Instagram. 

Cócteles de colorines: Ya sabéis, esos que no sabías ni lo que llevaban pero que eran tan bonitos que los pedías por fardar. Con sombrillita, pajitas especiales, rodajitas de fruta y borde azucarado. Vale, ahora, si no eres influencer, te gustaría serlo. Cada vez que comes fuera le sacas foto a todos los platos. Y eres de las que te pides una copa de helado con nata, chocolate, virutas, gofres, caramelo, serpentinas y bengalas. 

– Chupitos y Tequila: Más conocidos como “vamos a pillarnos el pedo rapidito que no tengo toda la noche”. Si le dabas al tequila y los chupitos, eres la ansiosa que siempre pide que le dejen pasar porque tiene mucha prisa. La que te llama porque habéis quedado a las 5 y son menos diez. No has hecho un guiso como tu abuela en tu vida. Y te ves tres temporadas de una serie en una tarde. 

– La que pedía zumo natural en su cubata: Si en su día pedías, por ejemplo: “Un vodka naranja con jumo natural”, hoy eres de las que pide el café con sacarina, leche de almendras templada, corto de café y con hielo. Además, eres incapaz de beber vino en algo que no sea una copa grande y de cristal fino y te quejas si no está a la temperatura adecuada. Vamos, la alegría de todo camarero. (Que sepas que la espumita del café ha salido de su boca… lo siento, tenías que saberlo).

Y con esto ya tendríamos el resumen de este prestigioso estudio. Ya solo me queda hacer una mención especial a “La que pedía que le quitaran los hielos” porque “así te echan más alcohol”. Una visionaria que probablemente haya desaprovechado su talento y simplemente tenga la cartera llena de vales del super, la pasta de dientes más estrujada que un plástico de burbujas en manos de un niño, y el armario lleno de ropa que no le sirve pero que la guarda “por si acaso”. 

¿Qué tal? ¿En qué os habéis convertido? Yo os confieso que era calimochera, de chupitos y de vodka con Kiwi Ribes. Lo que me ha convertido en una defensora de la tortilla con cebolla que va acorriendo a todas partes diciendo eso de: “¡ES QUE NO ME DA LA VIDA!

Y en cuanto al vodka… me parece que después de todo el repaso os he dejado a todas en un lugar no muy deseable así que… “¡Cari! Guapísima… Cuanto tiempo sin verte… hasta luego… y de nada”.

Marta Toledo