Cómo le expliqué a mi hijo que tuve un aborto.

Creo que la pérdida de un bebé es difícil en cualquier momento y etapa de la vida. Si eres primeriza, ha de ser horrible, no me imagino la magnitud del dolor si se trata de un primer hijo, pero siendo el segundo tampoco es más sencillo. 

Con mi segundo embarazo, mi hijo tenía 4 años, la edad suficiente para entender lo que significaba que yo estuviese embarazada: que iba a tener un bebé, que él sería hermano mayor, o a sus ojos, tendría con quien jugar. Mi marido y yo decidimos esperar un par de semanas antes de contarle, pero mis malestares fueron agresivos, y preferí decirle la verdad a dejarle creer a mi pequeño que su mamá estaba enferma. 

Se emocionó mucho con la noticia, por las noches cuando rezaba pedía que fuese una niña, me consolaba cuando me sentía mal, y no dejaba de acariciar mi panza. Toda esa ilusión hizo que la pérdida fuese aún más devastadora, aunque si hubiese ocurrido en otro momento, siento que no hubiese podido levantarme de la cama de no ser por él. 

Tuve muy poco tiempo para lidiar con mi dolor, y organizar lo que sentía, porque casi de inmediato lo más importante era explicárselo a él, explicarle que eso que le había prometido y que con tantas ansias esperaba se había ido. Imaginé la conversación, si de por si él tiene un montón de preguntas sobre todo, ese tema iba a ser particularmente confuso para él. 

Así que después de meditarlo unos días, decidí tomar un camino fácil, pero que me hizo sentir que traicionaba al bebé que no llegué a conocer. Senté a su hermano y rompí mi promesa de no decirle mentiras. 

Le dije que el doctor que me había dicho que tendría un bebé se había equivocado, que había visto mal la pantallita y nunca había estado embarazada. Le expliqué que los errores pasan, que las personas nos equivocamos, y le prometí también que su papá y yo seguiríamos intentando tener un bebé. 

Si fue o no lo correcto, no lo sé, pero al menos siento que le ahorré un poco de tristeza (porque de seguro lo habría olvidado pronto) y mucha confusión.  

Se habría preguntado a donde había ido, o si le había dolido a su hermanito morir, y yo no tenía respuesta para nada de eso, así que opté por la opción que sentí que sería menos dolorosa para los dos. 

 

Anónimo