Y yo no puedo hacer nada por evitarlo, porque mi marido es igual y soy yo contra todos.

Tenemos tres preciosos hijos de seis, cuatro y un año, nietos únicos, sobrinos únicos y sobrinos nietos de dos tías. Por suerte tenemos un nivel de vida bueno y nos podemos permitir ciertos lujos, pero yo estoy educada y acostumbrada a no tirar el dinero.

Que no tengo más queja de la que también es mi familia, que son un encanto todos que adoran a mis hijos y se desviven por ellos y nos ayudan en todo lo que pueden con ellos. Una cosa no tiene nada que ver con la otra.

Las marcas me dan lo mismo la verdad, me compro la ropa que me gusta y creo que tiene un precio correcto. A mi marido no, y desde que nació el primero pues todo ha sido un sin fin de ropa y accesorios de marca, vale, es el primero, la novedad, no pasa nada. Con el segundo se empeñaron en que los vistieramos iguales, no os imagináis el follón y las pocas opciones de encontrar tallas para los dos fuera de los grandes almacenes típicos y caros. .

Qué queréis que os diga, a mi me parece innecesario que un niño de menos de un año lleve unas deportivas de marca cuando ni anda el pobre, y el polo, para mancharlo y que le dure cuatro meses, no necesito que sea de marca ni de una calidad inmejorable, pero mi familia política es así y no lo puedo cambiar.

Lo de la regla de los cuatro regalos, por parte de mi familia perfecto, casi que compran lo que les digo y punto, con tal de no verme cabreada, serían capaces de dejar a los niños sin regalos, siempre intentan compensar necesidades con caprichos.

La otra parte va por libre, si es el cumple del mayor y deciden comprarle un chándal, los otros dos también tienen el suyo igual, con lo cual estamos enseñando a los niños a que cada vez que hay un evento, todos reciben regalos. No quiero pensar cuando empiecen a pedir sus regalos en los cumpleaños de sus amiguitos del cole.

Estoy deseando que el mayor crezca lo suficiente como para  tener de una vez la personalidad propia y decidir qué ropa quiere ponerse y que por supuesto, el mediano, que es el terremoto cabezón, diga que no le da la real gana ir igual y rompamos la tontuna esta que me tiene frita.

No sabéis lo que es tener que mirar las etiquetas de todo para no equivocarme de niño al meter la ropa en los armarios, cada vez que tiendo me da risa y vergüenza a la vez todo junto, menos mal que no me ve nadie la colada porque hay veces que es surrealista el temita, que hasta los calcetines tengan que ser iguales, menudo estigma.

Y ya en serio  lo que más me preocupa es que estamos acostumbrando a los niños a conseguir cosas de forma muy fácil y me refiero a  cosas que valen mucho dinero y ellos nunca les van a dar valor porque lo han tenido sin pedirlo desde pequeños.

No hablo ya de ropa, es que abren la boca para pedir algo, cromos de Pokemon, y al día siguiente tienen 20 sobres en la mesa, hostia no puede ser así de fácil todo, lo siento, que todos los padres queremos que nuestros hijos sean felices y tengan lo mejor, vale, de acuerdo, pero con unas normas y unos principios y un cierto orden.

Lo mismo es que soy una loca del coño y mis padres lo hicieron fatal conmigo al enseñarme que las cosas me las tenía que ganar, metiéndome en la cabeza el rollo de que el dinero no sale en un árbol. O soy la peor madre del mundo porque pretendo privar a mis hijos de lujos a su alcance.

Cuando crezcan y pidan imposibles, yo lo veo en plan queremos tres Ferraris, rojos, iguales, para mañana, a ver por donde sale su familia paterna.

Anónimo

 

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