Por favor ¿cómo se hace frente a una respuesta de este tipo? Aquí todas las que somos madres sabemos perfectamente lo que puede llegar a ser el juego psicológico utilizado por algunos niños, ante todo a partir de ciertas edades, pero ¿alguien sabe cómo gestionar el que un hijo te reproche el haberlo traído al mundo?

Mi hijo Isaac, aunque este sea un nombre inventado todo lo demás es real, tiene ahora mismo 12 años. Estamos pasando por una etapa de lo más borrascosa. Todo le parece un peñazo absoluto, nada le contenta, su padre y yo somos el enemigo y él además se ha nombrado salvador de todo aquel que esté contra nosotros por cualquier motivo. Véase por ejemplo mi madre cuando se queja de que nunca hago caso de sus consejos, esta mera tontería ha llevado a Isaac a ponerse como un basilisco porque… ¿ves lo malos que somos? ‘Lo puto peor‘ según sus palabras literales.

Sabemos que es una etapa y que su rebeldía se canalizará de alguna manera, pero por lo de pronto intentamos que entienda que en casa hay una jerarquía y por más que le pese y aunque respetamos por completo su forma de pensar, a él todavía le quedan muchas batallas hasta poder imponer su ley sobre nuestras cabezas. Porque de veras, no penséis que somos unos inquisidores que hacemos imposible la vida de nuestro hijo, sencillamente somos padres que tratan de que su pequeño de 12 años no se vaya de madre, sin más.

Y cuando pensábamos que nuestro hijo ya no podía sorprendernos con ninguna nueva, nos dimos cuenta de lo equivocadísimos que estábamos.

‘Isaac, cariño, pon la mesa que tu padre tiene que salir rápido para el trabajo…’

Tras un breve silencio roto por un bufido se escucha desde su habitación:

‘Estoy cansadísimo ¿no os dais cuenta de que yo no pedí nacer y que vosotros me trajisteis al mundo en contra de mi voluntad?’

Mi cerebro cortocircuitó y tuve que dejar lo que estaba haciendo. Me puse frente a él, que estaba malviviendo mientras jugaba al ordenador, y le pedí que me explicara aquella barbaridad que me acababa de soltar.

‘Es muy fácil, madre, papá y tú tuvisteis un hijo porque os dio la gana, ese hijo soy yo, que fui creado porque a vosotros os apeteció, no a mí ¿alguien me preguntó a mí si quería ser el elegido de dejar su letargo para venir a este mundo a poneros la mesa o tender la ropa? No, nadie lo hizo, así que deberíais respetar que yo ahora esté en huelga y no quiera saber nada de todo eso que me pedís.’

Un letargo, ese al que vuelve cada fin de semana cuando se acuesta a las tantas y no se despierta hasta el mediodía del día siguiente. Ese es su letargo. No me podía creer todo aquello.

Desde entonces, la huelga de Isaac se repite prácticamente cada día, cuando se le pide algo que no le viene bien, cuando se enfada ante una negativa nuestra a algún plan que no nos parece adecuado, cuando se frustra porque estamos viendo algo que le parece aburrido… Todo, absolutamente todo, sirve como excusa para recordarnos que ese ser llamado Isaac al que también apodamos hijo está en el mundo en contra de su voluntad y que debemos respetar al menos esa libertad que no le dimos en su día. Porque fuimos padres terribles incluso antes de concebirlo, egoístas que se embarazan sin pensar en si ese bebé quiere nacer o no. El embarazo, desde ahora, es el proceso menos democrático de la historia.

Fotografía de portada

 

Anónimo

 

Envía tus dramamás a [email protected]