Dramamá: No se quiere poner ropa normal, solo ir disfrazado

 

¿Qué tal vuestros carnavales? ¿Bien?

Espero que sí.

Los míos, en principio, normales, sin nada que destacar. Al menos hasta que pasaron, porque las fiestas en sí no tuvieron incidencias, pero sí que me han dejado secuelas. Un daño colateral, digamos.

Os cuento.

Estuvimos aislados por Covid justo hasta un par de días antes del inicio de los carnavales, de modo que para pasar las horas entre una manualidad y la siguiente, mi hijo se pasó toda la semana disfrazado.

Tanto fue así, que pensé que no querría disfrazarse para salir a pasear o para ir a ver el desfile y tal.

Pero me equivocaba.

Dramamá: No se quiere poner ropa normal, solo ir disfrazado
Foto de Reagan Fulton en Pexels

El día que se pudo incorporar a las clases los niños podían llevar un disfraz, y a él le hizo muchísima ilusión llevar el suyo de Spiderman. Pese a que se lo había puesto varias veces la semana anterior.

El sábado se puso el de Batman.

El domingo el de ninja.

Se levantó el lunes preguntando si ya estaba seca su ropa de Cazafantasmas.

Y el martes se lo pasó en grande preguntándole a todo el mundo si eran dignos del martillo de Thor que no soltó en todo el día.

Total, que, hasta ahí, pues vale. Es que le encanta disfrazarse, a mí también me gustaba cuando era pequeña.

El problema es que ahora no se quiere poner ropa normal, solo quiere ir disfrazado. Todo el día y a todas partes.

Tenemos bronca por la mañana porque al cole tiene que ir con su uniforme, no vestido de pirata. Y tenemos movida si debemos ir a algún sitio y no le dejo llevar el complemento de marras que corresponda.

En casa la mayor parte del tiempo ya paso, me niego a estar a la gresca con él a todas horas.

Así que estoy todo el día ayudándole con los velcros y los broches, o discutiendo porque no entiende cuál es el motivo porque el que no puede ponerse sus dichosos disfraces.

Dramamá: No se quiere poner ropa normal, solo ir disfrazado
Foto de Katya Wolf en Pexels

Yo no sé vosotras, pero mi nivel de tolerancia va cambiando conforme pasan las horas. Me pasa a menudo que a las siete de la tarde me veo transigiendo cosas con las que fui totalmente inflexible a las ocho de la mañana. Por el simple hecho de que ya no tengo moral para luchar más, me agota darme de cabezazos contra un muro.

Lo malo es que a veces no reseteo durante la noche, y termino permitiendo que el enano salga de casa con el disfraz de Superman por debajo del uniforme. Ejem…

 

Dramamá: No se quiere poner ropa normal, solo ir disfrazado

 

Menos mal que se lo hizo la abuela y es de dos piezas, si no me mata la profesora. Y con razón. Él salió de casa feliz porque parecía el auténtico Clark Kent y yo no llegué tarde e histérica al trabajo.

En fin, estoy escribiendo esto mientras me hago la loca porque le acabo de poner la merienda en la mesa a un ninja muy mono que se cree que no le escucho deslizarse por el pasillo y que luego no se va a querer comer la manzana oxidada.

Ya estoy pensando a ver con qué estilismo me sorprende mañana.

Supongo que en algún momento se aburrirá y todo este embrollo se quedará en una anécdota.

¿Verdad?

 

 

Anónimo

 

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