Somos la generación inmediatez. El consumo del aquí y ahora, si no me enfado. Lo que queremos, lo queremos para ayer. Prisas y prisas, sin saber muy bien hacia dónde vamos. Jugamos al tetris para poder encajar en el hueco correcto cada una de las incontables tareas que realizamos diariamente. En este escenario es difícil, por no decir imposible, armonizar el lado profesional con el personal. También cuando hablamos de sexo.

En la era del fast sex, la excitación a contrarreloj, el correr para correrse se convierte en lo más habitual perdiendo la oportunidad de paladear los encuentros. Dilatar el tiempo en cada uno de los roces piel con piel, de caricias, de lenguas con besos y del mismo orgasmo.

El edging, la técnica con la que prolongar el momento clímax. Su concepción, tener un mayor control sobre el propio cuerpo, alcanzar un estado de consciencia encendida sobre las sensaciones que experimentamos, las propias y las de nuestra pareja. Su nombre “edge” al “borde” se define como el detener de los pasos antes de cruzar la línea del placer. Encontrarse en ese punto extremo del acantilado. Contener la adrenalina antes de avanzar para dejarse caer al vacío de la culminación. Una forma de autoconocimiento de los propios límites.

El encendido – apagado del interruptor del orgasmo conduce finalmente a una evasión más fuerte de lo normal debido a la contención de los impulsos. La oscilación del flujo sanguíneo en la zona genital durante un tiempo prolongado provoca que el organismo reaccione al final de forma más intensa. Se ha demostrado efectivo en problemas de eyaculación precoz, pues con el reconocimiento de las reacciones se puede lograr detectar el punto de inevitabilidad para lograr reprimir la expulsión del semen.

Para iniciarte en esta técnica puedes utilizar el truco del semáforo, consiste en asociar una luz roja a la excitación de la llegada del orgasmo, la señal del alto en el camino, y por el contrario, la luz verde a la disminución de la energía erótica para seguir avanzando en la estimulación. El resultado es una dilatación del juego para obtener altos niveles de euforia. El edging no es solo una práctica de dos. Puedes realizarla en solitario. Mastúrbate hasta el punto álgido, para parar y volver a retomar cuando sientas que tu calor desciende, repite y vuelve a repetir hasta que apresures que el final se acerca. En ese instante, déjate llevar. Vive el subidón. Explota de gozo.

Con el edging, pausa el placer para reactivar el orgasmo.

 

@punto_en_becca