Pues eso, queridas. El estrés, ya nos han contado que es muy malo, que revoluciona cuerpo y mente. Desde hace unos meses, cada vez que me lavo la cabeza, me sale una bola de pelo del tamaño de una pelota de tenis (y eso que me echo las gotas pertinentes a diario, pero no hay manera). Otro signo, es que no doy pie con bola y voy como pollo sin cabeza, pero el colmo…

Hace unas semanas, me noté el flujo espeso. Llevaba años sin haber cogido infección, me puse un óvulo y fui tirando unos días, manteniendo relaciones con mi marido y bien. Hasta que llegó el picorcillo, aquello más seco que una pasa y el flujo mutado. Llamé al hospital privado en el que me atienden: un mes de espera. Le expliqué la situación -necesito que me vean el asunto y darme tratamiento-, le dije a la recepcionista, que se reía mientras empatizaba con mi “situación”.

Un mes, me dijo.

Ir a la farmacia a contar mi situación no lo contemplaba, viviendo en un pequeño pueblo y teniendo a la farmacéutica en clase de inglés. Ya, ya sé, no debería ser tan pudorosa, pero es lo que hay.

Con los benditos audios de whatsapp, le dije a una amiga que tenía un lío en la coneja que no era normal. Lo bueno vino en su respuesta: tía, yo hace unos años me tiré a uno y pillé algo, leí por internet lo del yogur (¿what?, pensé). Te metes un tampón con un yogur una noche y una compresa bien empapada. Y fue mano de santo. Una amiga lo probó y le quitó todo.

Pasé la mañana pensando que estaba como una cabra, pero el picorcillo no se iba. Eran las 20h y de camino a casa, paso por la puerta de un super. Paré y compré un yogur. Seguía teniendo mis dudas. Yo no como yogures, me dan bastante asco, pero pensé en la regeneración del ph, las bacterias y cuando llegó la hora, cogí una jeringa (no uso tampones) y una compresa para pérdidas de orina, que tenía una muestra por casa.

La noche que pasé con el yogur en el toto, no se la deseo a nadie, pero me levanté con sensación de frescor a la par de pastoso, me lavé bien y pasé dos días buenos. El día tres, volvió el desajuste. Me metí en la app del médico y había una cita que habían cancelado a última hora. Fui, no dije nada del yogur (evidentemente), me dio tratamiento y me dijo que eran hongos por estrés, que echara el freno.

Solo le conté la historia a mi amiga la del yogur, porque me da mucho apuro en mi entorno, pero nos echamos unas risas buenas.

Anónimo