Está claro que Estefanía Unzu, más conocida como Verdeliss, se ha metido en un jardín bastante oscuro al aceptar su entrada en la casa de Gran Hermano VIP. Hace unos meses hacía partícipes a todos sus seguidores en Youtube (que no son pocos) de la decisión de formar parte del conocido reality, y aunque muchos la apoyaron y comprendieron su elección, otro numeroso grupo vio en este proyecto un nuevo modo de ganar dinero por parte de la mamá-influencer.

Todo parecía irle muy bien a la famosa vloggera. Entre sus últimos planes: una nueva casa donde vivir cómodamente con su gran familia, una línea de ropa infantil, ser escritora de literatura para niños… ¿Qué podía ir mal? Pues que una parte de la sociedad discrepe por completo con su modo de ganarse la vida y decida terminar con ello radicalmente, o al menos intentarlo.

Y, sí, nos referimos a esa petición de Change.org que lleva unos días circulando en diferentes medios digitales y redes sociales. Bajo el título “No a la explotación de menores en Youtube”, una usuaria solicita apoyo para acabar de una vez por todas con aquellos canales de la conocida red en los que, según ella, “los padres se lucran de vender la vida de sus hijos exponiéndolos a todo tipo de peligro físico y psicológico”.

Si bien es cierto que ya hemos hablado en alguna ocasión de la tremenda importancia que tiene el salvaguardar a los niños de la sobreexposición en las redes sociales, creo que el discurso de Sara Barea (así se llama la creadora de la petición) es excesivamente crítico y negativo.

Son canales donde podemos ver a niños desde el embarazo […], enfermos, donde a los padres les importa más grabarlo que los propios niños.” Es pillarse demasiado los dedos el afirmar que porque unos padres tengan un canal familiar ya no van a preocuparse por la salud de sus hijos. Esta chica habla también de los horarios que les son impuestos a estos pequeños, a los que según ella, se les obliga a cumplir unas horas de grabación y/o de quedadas con fans.

Siempre lo decimos, y una vez más repetimos, generalizar no es bueno y hace perder credibilidad a cualquier discurso. Personalmente me encantaría saber de dónde ha sacado esta mujer toda la información en torno a las horas de grabación que deben cumplir los hijos de Verdeliss, o si realmente se sienten obligados a participar en el canal. Como es lógico, habrá días que tendrán más o menos ganas de interactuar con la cámara, pero es muy difícil saber de qué modo gestiona Estefanía con sus retoños el cómo, el cuándo o a quién va a grabar cada día.

La participación infantil en los medios de comunicación y la publicidad ha existido siempre, y por supuesto nunca han faltado los críticos contra los padres que optaban por hacer a sus hijos protagonistas de, por ejemplo, una campaña publicitaria. “Están ganando dinero a su costa”, “ese niño tan pequeño no ha tenido opción a decir si quiere o no ser modelo”… y así un largo etcétera.

Con Youtube pasa exactamente lo mismo. Una mujer como Verdeliss crea un discreto canal en el que muestra su día a día y no pasa absolutamente nada, aunque salgan sus hijos en pantalla. Pero poco a poco su fama aumenta, sus cifras se disparan, y rápidamente aparecen los dedos acusadores poniendo en duda sus colaboraciones, su temática, sus ingresos… todo. Que está muy bien el intentar proteger a los menores, pero no basando tus argumentos en exageraciones de todo tipo.

Los padres (dueños de estos canales) son conscientes de ello [que sus vídeos los ven pedófilos] ya que sus vídeos figuran en numerosas listas de reproducción de gente pedófila donde podemos ver todo tipo de comentarios sexuales hacia los niños.” Este es un tema serio, a la par que complicado, y frivolizar con ello de esta manera es lo que realmente no debería estar permitido. No es necesario tener un canal para correr ese riesgo, por desgracia hoy en día absolutamente todo el que suba una simple fotografía está expuesto, ¿somos entonces unos padres horribles por ello?. Un pelín desmesurado, ¿no?

Estefanía, así como otras youtubers con canales familiares, han demostrado muchas veces ser mujeres con dos dedos de frente. Nos podrá gustar más o menos la exposición que hacen de sus pequeños, pero para nada realizan algo ilegal. En muchos de sus vídeos vemos niños felices, que crecen en un ambiente que muchos querrían para sus retoños, ¿por qué acusarlas entonces de algo que no son?

Quizás antes de poner el grito en el cielo de esta manera tan desorbitada, debamos pensar en la cantidad de niños que realmente sufren hoy en día. Peques que viven bajo el umbral de la pobreza, niños refugiados sin hogar… y por desgracia un sin fin de verdaderos problemas que sí merecen millones de firmas.