¿Cruising? ¿Club de Swinger?

Tengo 30 años. Sexualmente activa desde los 15 cuando perdí la virginidad con mi primer novio. En los primeros años no disfrutaba casi nada. Al final follas por follar, luego ya empecé a de verdad disfrutar, a gozarlo, a sentir la sensación de un orgasmo, y a diferenciar cuándo tenía ganas de hacer pis y cuándo me estaba corriendo. 

Me gusta el morbo, hacerlo en diferentes partes de la casa. Jugar con fuego en sitios públicos. Meter mano cuando yo voy de copiloto y él conduce. Subir la temperatura siempre y mantener la vidilla. Líos tórridos con compañeros de trabajo en salas oscuras. Cumplir fantasías. Cualquier momento es bueno para un magreo y un subidón de hormonas.

Soy usuaria de juguetes sexuales, dilatadores, esposas, antifaces, lubricantes de sabores y olores. Vamos, que no he estado quieta y me gusta la marcha. 

Me he considerado atrevida por hacer este tipo de cosas y hablar de sexo sin pelos en la lengua. Pero no me había dado cuenta hasta ahora que el mundo sexual se ha modernizado y yo me he quedado fuera. Badoo y Tinder también se han quedado fuera casi. 

Hace unos años había una serie que iba de unos boys de una discoteca que hacían bailes eróticos y estaban como un queso, y una pelirroja a la que le iba la marcha y frecuentaba locales donde había sexo, lujuria y perversión. Pensaba que exageraban ese mundo para vender la serie. Pero no. Existe de verdad. Y cada día me siento más inocente y me escandalizo más. 

Cruising nocturnos en aparcamientos y gasolineras. Glory Holes en hoteles. Toy Boys. Sugar Daddies. Follarse a clientes en el trabajo. Emoticonos clave en las muchísimas Apps de ligar para definirte sexualmente. (Diamante, oso, puño, número 420, biberón…). Me escandalizo. La cantidad de cosas que estoy aprendiendo al conocer gente nueva y sacar estos temas. Las guarradas de “Cincuenta sombras de Grey” se han quedado casi para principiantes. 

Lo máximo que me habían propuesto había sido sexo anal, meter un dedo por el culo, y un trío. Hasta que me enrollé con un chico al que le va todas las cosas oscuras, y me empezó a decir que le encantaría ponerse un tiro de cocaína encima de mi cuerpo, follar en el taxi que él conduce en un descampado por la noche rollo fantasía erótica de “clienta se folla al taxista” y visitar este tipo de locales de intercambio de parejas, entre otras cosas. De momento solo he pasado por el aro de follar en el coche. 

Ante mi escándalo, se lo comenté a un compañero de trabajo. Al que le pareció obvio ir a ese tipo de locales, le pareció super divertida la idea, e incluso me dio nombres de locales a los que había ido. Además de indicarme otro tipo de saunas. Él me contó también que había sido “cliente” de un sugar daddy al que le iban los chicos con apariencias infantiles. Y que todos los jueves hay cruising en ciertas zonas de Madrid. Y que existen gasolineras estratégicas donde la gente básicamente va a buscar sexo y luego sigue con su itinerario. También me dijo que le parecería súper divertido ir a un club de swingers cuando salgamos en la cena de empresa.

Por ahora creo que me quedo tranquilita con mis juguetes. Quien sabe, quizás algún día…

Altea