Hoy vengo a revindicar el papel de las amigas. Y del perreo. Bueno, del perreo con amigas, porque pocas medicinas hay más efectivas que sentarte a las 3:00am de la mañana en un  bordillo borrachas a reír hasta que os duela tanto la barriga que no podáis moveros.

Benditas amigas y benditas salidas de risas, cervezas y tapas hasta las tantas de la madrugada. Porque tener un grupo de amigas con las que salir a bailar hasta que te duelan los pies y vuelvas a casa descalza debería ser un derecho constitucional. 

0uedes estar mal, pero pocas cosas no se arreglan (o al menos duelen menos) cuando sales a darlo todo con ellas y os reís tan alto que la gente acaba mirando siempre en vuestra dirección porque sois unas escandalosas. Y hacéis tanto el tonto que a veces no puedes evitar dudar de vuestra edad mental y te sientes tan libre que podrías rozar el cielo en ese justo momento.

Y eso es lo bonito, la libertad. El sentirte tú sin complejos, sin miedos, bailando hasta el suelo rodeadas de aquellas que más que amigas se han convertido en  tu manada.

Así que baila, baila siempre. Baila para encontrar el sentido a todo cuando nada parezca tenerlo. Baila cuando ni siquiera entiendas el por qué y cógeles de la mano fuerte cuando sientas que vas a perderte, porque te aseguro que ellas sabrán encontrar el camino.

Y si algún día no te encuentras el reflejo en el espejo por más que te busques, llámalas, llora si necesitas llorar y abrázalas fuerte. Puede que no puedan arreglar la situación, pero si te hundes, se hundirán contigo. Y qué bonito saber que siempre están ahí incluso cuando no tienes que pedírselo.

Y por si alguna vez lo olvidas, recuerda:

El perreo hasta abajo y la autoestima hasta arriba.

perreo