Yo siempre había querido ser una de esas personalidades que, cuando alguien habla de ellas muchos años después, dicen «fue una adelantada a su tiempo». Como Julio Verne o Margaret Atwood, la tía que escribió la novela ‘El cuento de la criada’, que ahora está muy de moda por la serie en HBO. Pues yo, sinceramente, querría ser recordada así. Y creo que por fin lo he conseguido.

Porque ahora resulta que un profesor de Cambridge ha dicho que, por el camino por el que vamos, como sociedad occidental, dejaremos de practicar sexo en 2030. Pues mira tú por donde que yo, en 2017, ya no follo. ¡¡¡Adelantada a su tiempo en dejar de follar!!! Toma ya.

A ver, no follo porque… pues yo qué sé, mis circunstancias, mi falta de entusiasmo, vete tú a saber, pero la cosa es que yo sí quiero volver a follar… y esta noticia de este señor tan listo no me ha gustado un pelo. ¡Pero si el sexo es lo mejor! ¿Cómo va a renunciar el ser humano a algo que mola mogollón?

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Pues según este profesor, que todo lo sabe, en los 90 las parejas tenían una media de cinco relaciones sexuales por semana, pero ese número ha ido descendiendo paulatinamente. En la actualidad, y según este estudio, las parejas echan una media de tres polvetes a la semana. Pues chica, yo no lo veo tan mal. Pero el profesor de Cambridge aquí lo que ve es el apocalipsis sexual.

Encima, le echa la culpa a las redes sociales y a la televisión. Pues mira, a lo mejor ahora un poquito de razón sí le doy. Si yo soy la primera que alguna vez ha hecho el chiste de «pues la señora Eufrasia tuvo siete hijos… claro, como antes no había tele…». Para mí, esto era un chiste. Pero joder, resulta que es la purita realidad. Que la tele nos está absorbiendo la cabeza y ahora con las redes sociales pues ya se acabó lo que se daba, y que al final le vamos a dar más importancia a editar una buena foto para nuestro Instagram que… ¡a rozar la cebolleta contra el pepino que te gusta! De Black Mirror total.

En palabras de este hombre, «preferimos un maratón de Juego de Tronos que pasar un rato íntimo con nuestra pareja». Y aunque yo no tenga pareja (ni se le espere, a la pobre, soltera pa to’ la vida me quedo) he de reconocer que me siento identificada hasta cierto punto. Porque es que si me dieran a elegir entre un poco de folleteo y ver un capítulo nuevo de RuPaul’s drag race… pues cariño. Elijo el capítulo nuevo. Si es repetido ya me lo pienso, pero si es nuevo… las drag queens.

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¿Por qué? ¿Por qué nos está pasando esto? La universidad de San Diego se une a la fiesta diciendo que es que los millennials (ya salió la liebre) somos así. Es algo generacional. Ya no priorizamos el sexo. La psicóloga Jean M. Twenge propone una solución: «racionalizar nuestro tiempo con los aparatos tecnológicos, hablar más con nuestra pareja y propiciar el contacto físico para avivar el deseo.» Bueno, pues las que tengáis pareja, ya sabéis.

Pero se ve que las que no conseguimos un novio ni pidiéndolo por Amazon ya estamos perdidas. Porque tenemos los mismos síntomas, yo por lo menos, pero… estamos más solas que la de la canción de Maná. Yo también me paso mucho tiempo en Internet, y socializo, de hecho me considero una persona muy social, pero la mayoría de las veces socializo a través de la pantalla, y me encanta verme una buena serie. Así que yo lo tengo el doble de difícil: primero, tengo que racionalizar mi tiempo con el móvil y el ordenador para lograr conocer más gente y conseguir así una pareja, y luego, cuando la tenga, si dios quiere, tener mucho cuidado de que no sea megafan de las mismas series que yo para que no disfrutemos más viendo The Office que en la cama.

¡Madre mía el siglo XXI!