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El calor ablanda las neuronas. Bien lo sabía Carlota a la que ahora se le ablandaban los pilares del celibato mientras observaba a ese chico de mirada penetrante y sonrisa de anuncio. De esos anuncios en los que 9 de cada 10 dentistas recomiendan no mirarle cuando deja ver sus hoyuelos para no derretirse. Llevaba desde las 11 de la mañana en la playa y ya habían sido 12 las miraditas que se habían entrecruzado. Ya hacía 13 minutos que había confirmado su tonteo mutuo, el nivel de éste era nivel experto.

Estaba convencida de que si se acercaba a él, el polo que se estaba comiendo aquella niña que se sentaba en una toalla verde muy cerquita de su hamaca, se iba deshacer como ella lo podía hacer la boca de aquel morenazo.

Los dos habían optado por ir ese día a la playa solos. Él acompañado de un libro. Ella de sus cascos enchufados al móvil y la playlist de Spotify “Horny Seduction” by Mamacasquet marcando los latidos de su corazón. Pum Pum. Al ritmo. Al tiempo que el latido bajaba por su vientre y se posaba en su intimidad. Hacía tiempo que nadie lograba que la música sonará en aquel punto. Que vibrase al son de sus pensamientos más lascivos al compás del deseo.

Las 14 horas. El pum pum continuaba sin descanso y el calor que se concentraba debajo de la sombrilla comenzaba a nublar la vista de Carlota y a empañar sus pensamientos. Por lo que decidió ponerse en pie, comprobar que el temblor de sus piernas le permitía avanzar por la arena y darse un baño que bajase la temperatura. No logró sin embargo bajar el de su interior, que de manera opuesta subía sin cesar imaginando las manos de aquel adonis subiendo por sus muslos, palpando el compás de su sexo.

Una vez hubo bañado su cuerpo con agua y sal, salió del infinito mar azul lo más sensualmente posible. El mentón hacia el cielo, sus caderas de mujer contoneándose junto con una manera muy sensual de colocarse la parte de arriba del bikini y pasarse la mano por su pelo negro para liberar su frente. Casi a la altura de su objetivo y justo en el momento en el que le quedaban menos de 7 pasos para su medida y estudiada última mirada decisiva. Justo antes de provocar que aquel chico de la playa que jamás había visto cayera en sus redes y comenzase a pensar hasta 6 maneras diferentes de hacerle el amor, desde la manera más sensual hasta el acto más pornográfico jamás rodado. Cuando estaba ya a punto de visualizar los 5 dedos de su mano acariciando su firme pecho e imaginándose entregada sobre sus 4 extremidades, justo en aquel preciso instante…¡PUUMMM! Un frisbee alcanzó su frente y la noqueó lanzándola hacia atrás, dejando su cuerpo inerte sobre la arena.

3,2, 1…¡ya! “Parece que recobra el sentido”- oyó decir a lo lejos con la voz más sexy que jamás había traspasado sus tímpanos. La mano de él sujetaba su cabeza y entrelazaba los dedos con el pelo mojado y arenoso de Carlota. Lo primero que vio al entreabrir los ojos fueron sus hoyuelos, esta vez más marcados que nunca, sonriendo por verla despertar y volver al mundo de la consciencia.

  • ¿Estás bien? – preguntó él.
  • Juraría que jamás lo he estado tanto.- sonrió ella.

A su mueca de felicidad, una mano contestó con una caricia en el rostro.

Y ese fue el principio de un verano que nunca olvidaría Carlota, el comienzo de todo, el principio  del verano más ardiente jamás “contado”.

MUXAMEXAOYI