Amiga, no estás sola. Aunque a veces pienses que sí, que no existe nadie cercano que te comprenda y con quien puedas contar, no es verdad: los hongos vaginales siempre están al acecho y en verano, mucho más.

Todavía recuerdo con cierta ternura mi primera vez: verano, prisas, unos pantalones húmedos… Y ese despertar del día siguiente con la misma sensación que cuando te pica un mosquito, pero 100 veces seguidas y en la vagina. Llegué a asustarme de las ideas tan macabras que mi cerebro alcanzó a generar con tal de aliviar ese escozor. Por suerte me quedaba una pizca de sensatez y descarté la idea de meterme un cepillo para rascarme a gusto y me resigné a ir a la farmacia. Marina 1 – hongos vaginales 0.

Hoy todavía no he conseguido que la facultad de Medicina de mi universidad me conceda el título de “Doctora en Setas en la seta” pero sigo luchando por él. Hasta que llegue ese ansiado momento, y en un alarde de generosidad (y un brote de hongos), quiero compartir con todas vosotras algunas cosas que me hubiera venido bien saber aquella primera vez y muchas que la siguieron…

Tranquila, por lo general, es muy incómodo pero no grave.

Si es la primera vez que tienes una sensación de ardor ahí, hazme caso, ¡no busques en Google! Acude a tu médico para que te haga una revisión, descarte que no se trata de cualquier otra cosa y te dé algunos consejos.

Los hongos vaginales no tienen que ver con tener una mejor o peor higiene.

Puedes ser la persona más limpia del mundo y en un descuido, ¡oh, vaya! Te arde el chochete.

 

Aprende cómo prevenirlos.

Nada de ropa húmeda, evita estar mucho tiempo con el bañador mojado puesto, incluso si estás en la playa y piensas volver a bañarte en un rato. Las braguitas, mejor de algodón, ya que es el tejido que mejor transpira. Deja las de lencería para ocasiones especiales que además, seamos sinceras, son preciosas pero no son lo más cómodo para ir caminando por ahí, sobre todo cuando el calor aprieta. No uses compresas ni salvaslips si no son estrictamente necesarios. Lo que hacen estos productos es recoger la humedad y ese es, precisamente, el ambiente favorito de estos bichitos. Los probióticos también nos protegen frente a ellos. 

Si ya sientes que dentro de las bragas tienes una olla a presión, ¡que no cunda el pánico!

Basta con acercarte a una farmacia (no, no es necesario irse a la otra punta de la ciudad para que nadie te reconozca, no vas a atracarla) y explicar lo que te pasa. Hay diferentes tipos de medicamentos: crema exterior, vaginal, pastilla…

Ármate de paciencia.

Como comentaba, no suele ser grave pero sí es más común de lo que se piensa e, incluso, puede llegar a ser bastante recurrente a pesar de los cuidados que apliquemos, ya que las causas son múltiples: hormonas, dieta, estrés, medicación… A veces se van en unos días y otras te tocará ser más constante y paciente, porque se tiran contigo una temporadita. 

Espero que os haya servido esta  breve guía introductoria al apasionante mundo fúngico. Por favor, no olvidéis que no soy experta en el tema (todavía) y estos son sólo algunos consejos. Siempre, siempre, siempre haced caso de los profesionales. Y sobre todo recuerda, amiga, ¡no estás sola!. Yo también tengo preparada la cremita vaginal y los óvulos para calmar esas pirañas de entrepierna.

 

Marina Valenzuela Pastor