La palabra víctima y victimismo son palabras que nos resuenan hace tiempo y todos podemos conocer más o menos en que consiste, pero en muchas ocasiones nos podemos preguntar, ¿hacia donde nos llevan?

Desde luego que esto tiene una clara explicación, y es que las personas descubren que, ser una víctima le aportan muchas cosas buenas o que les hace la vida más cómoda.

Antes de seguir profundizando en este tema, quiero dejar muy claro y para que no haya malentendidos, que en este post no hago referencia a victimas de traumas profundos, situaciones de violencia, acoso, malos tratos, etc. Si no, a un perfil de persona que puede que su vida vaya mejor o peor, pero que decide no hacer nada para cambiarlo y se instaura en la queja.

De hecho este tipo de victimismo suele tener dos connotaciones:

Por un lado me evita tomar decisiones o actuar hacia un cambio, es decir, me resulta más fácil decir qué mala suerte tengo en la vida y que desgraciadita que soy y con eso ya me basta. Pero cuando se detecta esto lo que pasa es que la persona tiene la excusa perfecta para no movilizarse, ya que está sujeta a un proceso que se conoce como anticipación.

La anticipación es esa voz tan perra que todas tenemos en la cabeza y que nos dice cosas malas y horribles a lo largo del día, yo a la mía le he puesto nombre y todo, ya que me acompaña en tantas ocasiones, que menos que reconocerle su presencia.

Pues bien, cuando esta vocecita empieza a decirnos cosas, por lo general nos augura un sinfín de posibles situaciones hipotéticas de caos, sufrimiento, fracaso, etc. Y es aquí cuando cometemos el mayor error del mundo, que es asumir como ciertos todos esos pensamientos, porque es justo los que me va a llevar a no ponerlos a prueba.

Por lo que al final, me quedo con el miedo y con la excusa perfecta de “es que yo no puedo” “no tengo capacidad” pero sin nunca llegar a probarlo realmente.

Por tanto, quedarse en el papel de víctima es algo tremendamente peligroso, porque lo único que hace es ir quitándote capacidades y te aleja poco a poco de todo aquello que es importante y te impide tomar decisiones.

Está claro que tomar según qué decisiones es algo complejo y que suele costar y dar mucho miedo, por eso te recomiendo que empieces con cosas sencillas y vayas subiendo poco a poco.

Y por el otro lado, una víctima siempre contará con la compasión y la compresión de muchos, pero a la larga esto solo hace que la pelota sea más grande, porque de la compasión es muy fácil pasar a la lástima y eso te hará sentirte más indefensa aún.

Muchas veces entramos a este papel sin darnos ni cuenta y es lo más humano del mundo y puede que al principio de la situación fuéramos incluso una víctima real que sufría mucho por ello, el problema viene cuando yo pienso que ser víctima de algo es algo que forma parte de mi y me define y por tanto me hace pensar que no puedo salir de ahí.

Pero siento decirte que eso es, MENTIRA.

Todas las personas podemos salir de ese papel, pero para ello desde luego necesitaremos apoyo y ayuda y en muchas ocasiones incluso la de un profesional que es algo que recomendaré siempre, porque es importante entender que a ser víctima se APRENDE, no es algo con lo que nacemos, por lo tanto podemos REAPRENDER lo que haga falta, con el tiempo que necesitemos.

Y si no, solo piensa hacía donde te lleva la queja, hacia donde te dirige esa voz que solo te plantea futuros catastróficos, y párate a pensar si ese es el futuro que quieres tener o quieres adueñarte de tu vida y de tu cambio.