En mi vida he hecho pocas entrevistas de trabajo pero una de ellas todavía están esperando que vuelva.

Buscaba de cualquier cosa, a pesar de haber estudiado Audiovisuales. Necesitaba dinero y un horario normal. Nada de llamadas fuera del horario. Hay veces en la vida que lo único que necesitas es un horario normal y tiempo para hacer cosas que te gustan.

Encontré una oferta de teleoperadora para diferentes campañas. Fui y al llegar entré en una especie de discoteca con escritorios. Se escuchaba Melendi a tope de volumen y la gente estaba con una felicidad extraña. Además todos parecían sacados de ‘Hombres, Mujeres y Viceversa.’. Por lo que sea yo ya no pegaba ahí. La ropa que llevaban ellos un martes no la he llevado ni un sábado de mi vida.

Me imaginaba en mi descanso con todos los viceversos almorzando o comentando el fin de semana y se me caía todo al suelo. Aún así me quedé porque me daba vergüenza huir cuando ya me habían dicho que me atendería la jefa en unos minutos. Y porque seguro que cuando decidiera irme, soy tan pringada, que me pillarían cogiendo la puerta.

Como ya veía que no encajaba no me tomé la entrevista en serio y menos mal. Una tal Ana me vino a buscar con la felicidad extraña que llevaban todos y me contó que ese era uno de esos sitios que hacían fiestas, había días temáticos etc. “Somos un gran equipo y hacemos muchas cosas fuera del horario.” Pensé: “Suerte en la vida.”

Empezamos a hablar de mi currículum y yo empecé a charlar. Hablo mucho y aún más cuando estoy incómoda o nerviosa. Un silencio para mí, en una situación en la que no hay confianza, me quema por dentro.

La tal Ana vio que tenía labia y que no callaba y le encantó. Ojalá eso me pasara con los hombretones que me gustan. 

Ya sabía que no quería quedarme ahí pero lo tuve totalmente claro cuando dijo: “Me has caído muy bien. Nos llevaremos genial. Pero necesito saber lo más importante: ¿qué signo eres?”

Me quedé loquísima. Si la pregunta de si estás soltera me parecía una soberana gilipollez, ésta ya me había matado. Le dije: “Libra.” Y su contestación fue aún mejor: “Ostia como mi ex. Yo es que con los Libra tengo una conexión superespecial. Sabía que tú tenías que serlo, me has despertado muy buena vibra. Mañana mismo ven a hacer la prueba pero ya te digo que aquí un Libra es imprescindible.”

Ojalá haber podido ver mi cara durante esa entrevista. Yo sólo podía decirle: “Claro. Sí. Sí.”

Me fui cagando leches de ahí. No estoy en contra del horóscopo. ¿Quién no lo lee de vez en cuando? Pero esa fascinación por mi signo, no me enloquecía precisamente. 

De la que me libré.

Ana Jota