Ser madre es un regalo dicen algunos. Pero los regalos no siempre gustan ¿verdad? No me malinterpretéis, el regalo principal (entiéndase al bebé) está muy bien. Pero como en casi todo en esta vida hay que mirar los matices. Y luego ya cada une que valore. 

Nadie te habla de la culpa que automáticamente y sin previo aviso alguien o algo deposita en tu consciencia. Quizá nadie lo comenta porque más que un regalo es un “trueque”. Te dan conciencia y te quitan tiempo ¡qué majos! Y lo del tiempo no sé si tiene vuelta atrás porque aquí hace ya tres años que dejamos de esperarlo…  Te diría que te acostumbras, pero es mentira.  

Hay que reconocer por eso que no todo es malo, se llevan el tiempo, pero te dejan algo de paciencia. A veces no la suficiente, pero… la intención es lo que cuenta ¿no? La paciencia va acompañada de la creatividad o eso dicen. Porque a mí el poder de las super manualidades se olvidaron de dármelo. Lo de dormir en casa lo llevemos medio bien además gané agilidad. Entre las posturas para amamantar y los escapismos una gana elasticidad y sigilo por narices. 

Desarrolle también un movimiento de cabeza parecido al sí que en realidad quiere decir “tú sigue hablando que haré lo que me dé la gana”. Y la verdad que ha resultado útil e intento aplicarlo cada vez más a otros aspectos de mi vida. Esa capacidad vino de la mano del amor propio y del (des) aprendizaje que día a día trabajo. Una se convierte en el ejemplo a seguir así que la presión de hacerlo no demasiado mal obliga a mirarse en el espejo y modificar cosas. 

No quiero acabar esto sin contaros que junto a ese montón de culpabilidad de la que os hablaba al principio, hay un saco lleno de coraje. En mi caso, el coraje venía del vientre, puesto que lo encontré a las 20 semanas de embarazo cuando un médico muy “simpático” dijo noseque de crecimiento intrauterino retardado y parto prematuro. (Al final conocimos a M en la semana 41 y con un peso de …) Pero una ya sabe que el coraje está ahí, y que si lo necesita (que lo necesitará) lo encuentra. 

Al final será verdad que aún y con todos los matices la maternidad sí es un regalo. 

Iris Muñoz.

@lavidaencaravana.