Esas parejas que tienen un hijo para salvar la relación… ¿Queda alguna en pie?
Esta es una pregunta seria.
Esas parejas que tienen un hijo para salvar la relación… ¿Queda alguna en pie? ¿O están todas hundidas en el fango del fondo y, encima, atados al otro por un hijo o hija que no tiene culpa de las decisiones de sus padres?
De verdad, si me lee alguien que haya tenido un hijo con el propósito de superar una crisis en la pareja y la ha superado, que nos cuente cómo lo ha hecho en comentarios.
Yo es que no soy capaz de imaginar cómo es eso posible.
Es más, me he llegado a plantear si todo ese rollo de ‘vamos a tener un hijo, ya verás como volvemos a amarnos como el primer día’ no será un invento de los gobiernos a modo de medida barata para fomentar la natalidad.
En realidad, es como un mito o una leyenda urbana. Todos hemos oído hablar de ello, pero ¿conocéis a alguien que lo haya hecho?
Lo de ser padres como solución a sus problemas de pareja, digo.
Yo no y, en cuanto a lo de que un bebé logre arreglar una relación rota, tampoco, obviamente.
Porque en mi experiencia, y la de la mayoría de las parejas de mi entorno, la llegada de un hijo es como un terremoto de 28 grados en la escala Richter. Incluso en el mejor de los casos, la sacudida es capaz de hacer tambalearse los cimientos de la relación más sólida que te puedas encontrar.
Esas parejas que tienen un hijo para salvar la relación… ¿Queda alguna en pie?
Y si puede desestabilizar hasta la más unida y consolidada de las parejas ¿qué no hará con una que presenta fisuras previas?
Que levante la mano la que vivió una crisis de pareja sin precedentes tras haber sido padres.
Que levante la mano la que está en ello.
Pues ya estamos todas.
Si es que yo creo que es inevitable.
El sueño, el hambre, el cansancio y la ansiedad ponen de mal humor.
Cuando las personas están de mal humor, están también más irascibles.
Si juntas a dos personas irascibles… lo más normal es que, antes o después, terminen a la gresca.
Y ¿qué suelen traer los bebés debajo del brazo, además del consabido pan? Pues cansancio y ansiedad a cascoporrillo, normalmente.
De modo que podemos concluir que los bebés llevan al sueño, el sueño lleva a la irritabilidad, la irritabilidad a la ira y… ¿A dónde lleva la ira? Al lado oscuro, evidentemente.
Que nos diga Darth Vader si es fácil tener una relación tranquila y saludable en el lado oscuro.
De hecho, Anakin Skywalker abandonó el lado luminoso de la fuerza poco antes de que Padme saliera de cuentas.
Yo ahí lo dejo como dato.
Esas parejas que tienen un hijo para salvar la relación… ¿Queda alguna en pie?
Volviendo al tema, la mayoría estaremos de acuerdo en que la llegada de los hijos pone a prueba a la pareja. Saca lo mejor de cada uno, pero también lo peor, y lo deja ahí expuesto para que lo veamos en todo momento.
Afortunadamente, no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista. Los hijos crecen, los padres nos vamos adaptando y, con el tiempo y siempre que la base sea consistente, acabamos volviendo juntos a la luz.
En resumen, la maternidad y la paternidad son muy jodidas, tanto que cuesta creer que tener un hijo o hija pueda ayudar a arreglar algo que está empezando a resquebrajarse.
Pero también es cierto que es perfectamente posible convertirse en madres y padres sin necesidad de aniquilar la relación en el intento.
Solo necesitamos que la fuerza nos acompañe.
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