Parece que hay una especie de código universal por el que, cuando una persona ve a otra que está gorda, sobre todo si es mujer, tiene que dejar patente su opinión acerca de su cuerpo y dar varias lecciones de vida, porque claro… ¡Pobre mujeres gordas, que no saben que lo están! Hay algo, en su interior, que les empuja a hacer una buenísima obra por nosotras, las gordas, y enseñarnos el camino a seguir, recordarnos que tenemos que hacer dieta y ejercicio porque claro, las gordas comemos mal, y otras tantas y tantas lecciones que, por supuesto, necesitamos. ¡¿Qué sería de nosotras sin esos amables y desinteresados consejos?!

Si al leer esto, has pensado que estaba en lo cierto, quizá es que tienes la empatía, la educación y la sensibilidad de un bloque de hormigón. Porque no, las mujeres gordas no necesitamos una opinión que nadie ha pedido. De hecho, nadie necesita una opinión que no ha pedido, y menos de gente random de internet. Es muy desagradable estar haciendo cualquier cosa, y que un desconocido venga a darte lecciones sin tener ni idea de lo que está hablando.

Por eso hoy voy a compartir las perlitas que he tenido que escuchar y aguantar durante años —a veces de desconocidos, otras de familiares cercanos—, por ser mujer y gorda. Lo mejor, es que la mayoría de veces lo hacen sin tener ni idea de mí, lo que hago en mi día a día, o lo que como o dejo de comer. Y, seguro, que más de una habéis oído frases idénticas o, al menos, muy parecidas.

«Tienes una cara preciosa. Qué pena que estés tan gorda». Seguuuuuro que a muchas de vosotras os han dado en toda la cara con esta frase. Porque parece que, tener un cuerpo no normativo, invalida que seas guapa. Vaya por dios, Antonio, no sabes la pena que me da que te guste mi cara, pero no quieras que sea gorda. Mira cómo sufro por ello.

«Deberías comer mejor y bajar de peso». Otra frase típica, ¿verdad? Porque, al parecer, una persona solo puede estar gorda comiendo mal. Por supuesto, Mari Carmen, has dado en el clavo y me hincho a pizza, hamburguesas, bollos y todo lo demás. Además, tengo un estómago en el que me entran cinco vacas si hace falta, vaya. Has dado con mi problema en un segundo, mientras mis médicos llevan años rompiéndose los sesos para ver qué pasa por mi cuerpo, gracias.

«Apúntate a un gimnasio y haz ejercicio. Verás qué bien». Una variante de la anterior. Creo que, en este caso, no hace falta añadir mucho más, ¿verdad?

«Estando tan gorda no sabrás si te quedas embarazada». ¡Bueno, bueno! Esto no lo sabía yo. Resulta que lo único que demuestra que una mujer está embarazada es la tripa, entonces claro, si tengo tripa porque estoy gorda, a lo mejor un día se me cae un bebé al retrete al ir a mear. Otro iluminado que vino a salvarme la vida y al que no se lo agradecí como debía.

«Estás muy gorda para ser tan joven». La sabiduría de los señores mayores es legendaria, y resulta que también hay una edad para estar gorda. Gracias, don Eustaquio, por hacerme ver que hay algo raro entre mi edad y mi cuerpo, porque solo las señoras mayores pueden estar gordas. Aunque… ¿será usted de eso que también le dirá a una mujer mayor que está demasiado gorda para ser tan vieja? No sé, pregunto. Que a lo mejor el problema lo tiene usted.

«Sí que te tiene que salir cara la compra para estar tan gorda». Ayyyy, mierda, esta me pilló. Llevo toda la vida ocultando a mi familia que tengo una fortuna bajo el colchón que me gasto en comida chatarra y tuvo que venir esta a desvelarlo. ¡Qué mierda, ahora tendré que cambiar mi modo de vida y usar ese dinero en, no sé, vivir como una persona normal!

«No deberías llevar bikini estando gorda». Ay, José Antonio, lo siento, no sabía que mi gordura era nociva para tu salud. No como esos cigarrillos que fumas echando el humo en mi dirección y haciéndome ser fumadora pasiva, que eso no es malo para mí. Claro que sí. Tú sigue fumando en la playa, que yo me pondré una manta para venir a la playa, no sea que te dé un chungo, hijo.

«¿Y por qué no te operas? Yo lo hice y mira qué bien estoy». ¡Anda, claro! Porque meterme en un quirófano, con los riesgos que tiene, me parece maravilloso, Antonia. No es como si no fuera el último recurso de los médicos para hacerlo en casos puntuales. Espera, que ahora llamo a ver si me ponen en lista de espera.

 

Podría estar aquí un rato largo soltando más y más perlitas, porque las hay, pero creo que esta recopilación s una muestra de todo lo que hemos aguantado y seguimos aguantando las personas gordas. Y si somos mujeres, peor aún, porque más se nos machaca. Como he dicho antes, si el primer párrafo lo has entendido como una verdad, y no con la ironía con la que estaba escrito… Háztelo mirar. Porque estaremos gordas, pero somos personas, con una historia detrás, una vida detrás, unos problemas detrás. Nada es blanco o negro. No tenemos que ser iguales a los demás. Tenemos que ser nosotros mismos, seguir nuestro camino, y nadie debería meterse en él sin conocernos.