¡FIRMA POR UN HORARIO ESCOLAR DE 12 HORAS! Todo por la conciliación.

Lo que ha evolucionado la sociedad no es normal. Echo la vista atrás, a la época de nuestras abuelas, donde tenían que encargarse de la casa, los hijos, el trabajo en el campo o en la fábrica del pueblo y no sé cómo lo hacían. ¡Menudas heroínas!  Menos mal que hoy en día la cosa ha cambiado y existe la conciliación familiar… ¡Y UNA MIERDA! ¿Conciliación? Más bien podíamos llamarlo constricción familiar. Porque yo no sé cómo lo hará la gente, pero yo me ahogo. ¡No me da la vida! 

Hagamos cuentas. Mis hijos entran a clase a las 9 y salen a las 16:30. Y en esas siete horas y media tengo que ir a trabajar, media hora de ida y otra media de vuelta (eso con mucha suerte… y por no ponerme pesimista así nada más empezar). Y trabajar una jornada laboral de 8 horas. Se jodió el positivismo. Las cuentas no salen ni trabajando en el patio del colegio.

Pero es que esto no es todo, porque a este sin sentido de vida hay que sumarle la lucha mañanera entre desayunos, ropa y vigilancia para que se laven los dientes (es tiempo bien invertido que te ahorras más adelante en visitas al dentista). Preparar comidas y cenas (olvídate de un menú completo. Primero y postre y no te vengas arriba con las recetas de Berasategui).

Llevar a los críos a baile moderno, piano, inglés, balonmano, futbito, artes marciales, teatro, patines, natación y punto de cruz, eso te lleva como mínimo dos horas diarias y contando con que no vivas en el culo del mundo. La importancia de cuidarse nos lleva otro buen rato al día entre aerobic, pilates, tai-chi, zumba y su fisio correspondiente porque ya no estamos para estos trotes. A lo que tenemos que sumarle el tiempo entre ir y volver (lo de ducharse en las instalaciones es que ya ni lo contemplo). Cursos de reciclaje para que no te quedes sin trabajo (lo que facilitaría muchísimo la conciliación, pero haría muy difícil comer y esas cosas que llaman primeras necesidades).

Hacer la compra, lavar, limpiar, sin mucho esmero tampoco… lo que viene siendo lo básico para que no te quiten a los hijos los servicios sociales. ¡Y no nos olvidemos de disfrutar! ¡Que somos mujeres jóvenes y modernas! Un café con amigas, una copita con las del curro, un rato de lectura, un capítulo de esa serie de la que todas hablan … y un polvete (tranquilas, que no se me olvidaba…).  Con esto ya me sale la declaración 3 horas a devolver. 

Es insostenible. ¡Pero os traigo la solución! Si los colegios se encargaran de la rutina mañanera y de las extraescolares la conciliación pasaría a ser una realidad. Si empezaran a las 7 de la mañana y terminaran a las 7 de la tarde a mí igual me daba tiempo hasta de ducharme todos los días.

¡Somos muchas y somos fuertes! ¡Unidas podemos! ¡Por una jornada escolar de 12 horas! 

Solo nos perderíamos desayunar con ellos, ver cómo aprenden a vestirse solos y a combinar la ropa como si fueran hijos de Agatha Ruiz de la Prada, las historias de lo que han soñado, las batallas del cole mientras meriendan, su primer largo sin manguitos o su primer paradón a Carlitos que es el que más fuerte tira del equipo.

La verdad es que no sé si me compensa. Igual lo dejamos de momento y le damos otra vuelta al tema. Lo que está claro es que, aunque los tiempos cambien, seguimos siendo unas heroínas como nuestras abuelas.

Y con vuestro permiso os dejo, que la hora que llevo divagando la voy a tener que restar de algún lado y justo esta semana se me suman la exhibición de piano con la de natación y las finales de liga de balonmano y futbito. ¡Otra semana que me va a salir a devolver! 

 

Marta Toledo