¡Chicas, he hecho un año con mi novio! Y después de un año hemos tenido nuestro primer folladrama, que telita marinera.

Para celebrar nuestro primer año juntos decidimos irnos a cenar a un restaurante muy chulo que hay aquí en nuestra ciudad, nos vestimos como si nos fuéramos a ir de boda y luego fuimos a su casa a comernos el postre… JE JE JE

Pues bien, cuando llegamos a la casa me dice que me espere fuera, que tiene que hacer una cosa antes de dejarme pasar, yo me esperaba que fuera a tardar unos 5/10 minutos máximo, pero para nada, estuve TREINTA MINUTACOS esperando en el quicio de la puerta. Me quité los tacones, me senté en la escalera, me saqué el móvil y me puse tiktok, estaba hasta el petete de esperar cuando de repente sale y me dice que ya puedo entrar.

Llenó TODA la casa de velas y pétalos de rosa. El pasillo, el salón, más pasillo, su habitación… En realidad no sé quién decidió que eso es taaaaaaan romántico, al final todo son sombras por todas partes y muchísimo dinero en pétalos. Llamadme práctica, pero de verdad que creo que es típica imagen que nos han vendido las películas románticas americanas como el culmen de lo romántico y a mi me parece más bien cutre. Pero aquello fue un DETALLAZO se mire por donde se mire.

Así que nada, allá que vamos a la cama, empezamos a hacer lo que llevamos haciendo casi todas las noches desde hace un año y cuando estábamos ya arrancado motores pa que la cosa se pusiera intensa, empezamos a escuchar al gato arañar la puerta. Ahí caí, ¡¡¡no había visto antes al gato!!! Estaba tan inmersa en el olor a rosa y a humo que no caí, le pregunto que dónde está Will y me dice que lo ha encerrado en la habitación de invitados para que no molestara, claro, el colega quería salir ya, un ratito encerrado vale, ¿pero los 30′ que llevaba yo fuera más los otros 20 estaba dentro? Pues el pobre estaba hasta el rabo, normal.

Él me dice que no haga caso, que en cuanto terminemos le abre, pero es que claro, a él cuando se pone a follar se le olvida el mundo, pero yo soy incapaz de concentrarme en lubricar mientras un pobre minino al que amo está solo y encerrado en la habitación de al lado casi una hora entera. Así que nada, cada dos minutos repito algo parecido a ‘venga, corre y ábrele al pobre’.

Allá que va como a la cuarta y decide ir a abrirle de muy mala hostia, de hecho lo hace y Will se queda dentro de la habitación. Él le grita VENGA COÑO SAL QUE YA TE HE ABIERTO, pero los gatos son gatos y por eso los amo y decidió que ahora el que no quería era él. La estampa de ver a mi novio gritarle a su gato empalmado en mitad del pasillo con todas las velas encendidas hizo que me diera un ataque de risa de los MUY fuertes.

Él se contagió y al final tuvimos que empezar desde el principio, volvimos a calentar motores y cuando ya estábamos otra vez readys para darlo todo a mí me empieza a oler raro, como a quemado. Me pongo alerta, me quedo congelada y mi chico me dice ‘AHORA QUÉÉÉÉÉÉ’. Que huele raro Ramón, aquí huele raro. Miramos por la puerta y empezamos a ver que las ‘sombras’ ya no son tan pequeñas y que algo estaba pasando. 

Efectivamente se estaba quemando el salón, para ser más específicos las cortinas y una planta. Al principio no entendimos nada porque por allí NO había velas, pero se ve que Mr Will se dedico a empujar una poco a poco hasta llegar a aquella zona. Me asusté MUCHO, pero se ve que tengo un instinto de supervivencia que desconocía y conseguí controlarlo antes que se fuera todo de las manos. Mi señor novio para mi sorpresa se quedó paralizado con el gato en las manos sin saber qué hacer, eso sí, el gato lo primero (por eso es mi novio).

Después de volver a la normalidad y a ser humanos, de abrir las ventanas para ventilar todo aquel olor a quemado nos volvimos a sentar en la cama, pero ya sin follar, nos dimos por vencidos. Hablamos que nunca más velas, que nada de romanticismos raros que no sean ‘nuestros’ y que gato+fuego es una ecuación no va a volver a suceder en nuestra vida. Bajo ningún concepto. Jamás.

Así que nada, deseando hacer dos añitos pa ver qué nos depara la vida.

 

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